El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, ha pedido al profesorado tanto del Seminario Mayor como del Menor que «formen muy bien en la doctrina de la Iglesia», sobre todo para que los sacerdotes que salgan de estos centros de estudios eclesiásticos «sean capaces de dar respuesta a las embestidas del tiempo moderno».
Apertura del curso en el Seminario
Cerro Chaves ha hecho esta petición durante la misa de apertura del curso académico en el Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso y el Instituto de Ciencias Religiosas Santa María de Toledo que ha tenido lugar este lunes.
El arzobispo toledano ha estructurado su homilía en tres «claves», que según ha explicado, le gustaría que viviese este año el seminario: «Sacerdotes testigos de la misericordia divina, sacerdotes formados en los sentimientos del corazón de Cristo y sacerdotes formados en el sentir de la Iglesia, para que tengamos ese celo pastoral que tenían los grandes sacerdotes que este año trataremos de profundizar, como tantos y tantos sacerdotes nuestros, algunos en proceso de beatificación, especialmente los mártires que entregaron su vida por Jesucristo, con una pasión inmensa hacia la Eucaristía y hacia Jesús».
«El perdón de los pecados, el pastoreo…»
Cerro Chaves también ha destacado que los sacerdotes han de poner el foco en la «centralidad de la Eucaristía, el perdón de los pecados, el pastoreo, la predicación de la palabra», y para ello ha incidido en la necesidad de ser un seminario de «puertas abiertas al corazón del Señor, a la Iglesia, y también a todas las realidades vivas», tal y como recogía el Concilio Vaticano II, «que tenemos cada uno de nosotros tenemos que asumir y aceptar para caminar al ritmo de lo que nos marca también nuestra Santa Madre Iglesia».
Dicho esto, ha puesto en valor la valía del profesorados del Seminario de Toledo, recordando que incluso la Madre Teresa de Calcuta llegó a reconocer ante el arzobispo Marcelo la «buena formación y el profundo amor a Jesucristo» de los sacerdotes que han salido del Seminario de Toledo.
«Como decía preciosamente Juan Pablo II a los catequistas en Granada, como no tengamos una buena formación, no seremos capaces de dar respuesta a las embestidas del tiempo moderno».
Pide a los alumnos que no tengan una formación paralela
«Por eso necesitamos una buena formación, pero necesitamos sacerdotes formados, preparados, que en su planteamiento de estudio dediquen horas y horas a estudiar», ha demandado.
De ahí que no solo se ha dirigido al profesorado «formadísimo», sino también a los alumnos, a los que ha pedido que «no tengan una formación paralela», porque «no hace bien a nadie».
«La formación es lo que la Iglesia a través del arzobispo, a través de los profesores nos está dando, y si alguno no enseña lo que tiene que enseñar, ya se le llamará la atención y se retira», ha avisado.
Respecto al segundo de los ejes de su discurso, el referente a los sacerdotes formados en los sentimientos del corazón de Cristo, Cerro Chaves ha incidido en la necesidad de formar en los sentimientos del corazón de Cristo desde el seminario, que es el «laboratorio de lo que va a ser luego el presbiterio».
«Que sean amigos de todos, pero no demasiado amigo de nadie»
«El Papa Francisco está constantemente repitiéndolo. Una Iglesia que no es acompañada, unos sacerdotes que no son acompañados, son sacerdotes en estado de alto riesgo, como un sacerdote que no reza. Por eso es importante tener sacerdotes con los sentimientos del corazón de Cristo, que se preocupan por los pobres, por los enfermos», ha reclamado el prelado toledano que, parafrasenado al Papa Francisco, ha dicho que «los pastores han de oler a oveja pero sobre todo a Cristo».
Por último, ha disertado sobre la necesidad de que los sacerdotes «vivan en comunión gozosa y alegre», con la Iglesia, pero con la Iglesia que les «toca vivir». Sobre este concreto, ha alertado de los riesgos que pueden sufrir los sacerdotes que llegan a ser «demasiados queridos» en sus parroquias, recomendándoles que «sean amigos de todos, pero no demasiado amigo de nadie».
«La tercera clave es la profunda comunión con la Iglesia. Con esta Iglesia que te va a ordenar, con esta Iglesia que son tus compañeros y tus hermanos, con esta Iglesia, con este seminario que gracias a Dios va creciendo. Seamos humildes con nuestros fallos y defectos, porque Dios siempre derriba del trono a los poderosos, y nosotros no queremos ponernos en la poltrona de los poderosos, sino de los humildes, de los pobres», apostillado.