El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha reivindicado hoy el derecho de los católicos a celebrar procesiones como la del Corpus Christi y «llevar a Cristo por las calles de nuestras ciudades y pueblos».
En la alocución bajo el Arco de la Sangre de la Plaza de Zocodover de Toledo, antes de la tradicional bendición a los fieles, el arzobispo ha subrayado que con la procesión del Corpus «no imponemos nada a nadie que no quiera participar», y ha insistido en que es «parte de nuestra cultura, de nuestra raíz como pueblo».
«Queremos, si ellos lo quieren, que nuestras calles sean calles para Jesús, y que nuestra vida esté impregnada de su presencia», ha añadido el prelado, quien ha aseverado que a ese «Cristo, que va en la custodia, no lo llevamos como gesto de triunfalismo o prepotencia».
Al contrario, para el primado de España, la procesión es «una gran bendición para nuestra ciudad» porque «Cristo en persona es la bendición divina para este mundo».
En este contexto, el arzobispo, citando al Papa Francisco, ha alertado de que «el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumismo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada».
Y ha advertido de que cuando «la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien».
Se trata de un riesgo que también corren los creyentes, a quienes ha animado a «llevar la alegría del Evangelio» a todos, «sean quienes sean, tengan lo que tengan», especialmente «los que no son tenidos en cuenta en una economía de exclusión» que «idolatra el dinero» y «genera violencia».