Afirma Rodríguez en su escrito semanal que «en España se va instalando poco a poco el odio y la violencia”, solución de algunos para “hacer frente a los conflictos humanos, a los conflictos sociales, creando malestar y buscando soluciones que no son tales».
[ze_summary text=»Nunca será buen camino enfrentar a las personas con odio o con posiciones radicales ante los grandes asuntos de estado de derecho»]Nunca será buen camino enfrentar a las personas con odio o con posiciones radicales ante los grandes asuntos de estado de derecho[/ze_summary]Y es que el arzobispo de Toledo carga contra quienes quieren echar por la borda el papel de la iglesia «enfrentado a unos con otros».
«Nunca será buen camino enfrentar a las personas con odio o con posiciones radicales ante los grandes asuntos de estado de derecho: la identidad del ser humano, hombre y mujer; el tratamiento de la educación sexual humana; el concepto de lo público en los ámbitos de la sanidad, la enseñanza y educación de los españoles», ha indicado Rodríguez.
[ze_summary text=»Hay que dejar de jugar a buenos y malos porque tantas veces crean juicios injustos sobre personas e instituciones»]Hay que dejar de jugar a buenos y malos porque tantas veces crean juicios injustos sobre personas e instituciones[/ze_summary]Piensa que muchos fundamentan y apoyan su posición diciendo que lo nuevo es lo bueno y lo viejo es lo malo… Pero advierte de que en muchas ocasiones lo nuevo puede ser «viejísimo y rancio».
Por este motivo pide que se deje de jugar a “buenos y malos” porque «tantas veces crean juicios injustos sobre personas e instituciones».
Algunos, según el arzobispo, solo valoran y aceptan el papel de acción social y caritativa de la Iglesia, pero esa solo es una de las «tres grandes acciones de la Iglesia” y las “otras dos grandes acciones de la Iglesia, el anuncio del Reino de Dios, del Evangelio y la Liturgia de la Iglesia no sirven para el mundo de hoy, y hemos de abstenernos de hacerlas en público. Vamos que casi a escondidas, sin que se note mucho», subraya.
[ze_summary text=»Hablar y predicar la vida eterna que nos ofrece el Reino de Dios cumplido en Cristo es vital para este mundo, es benéfico»]Hablar y predicar la vida eterna que nos ofrece el Reino de Dios cumplido en Cristo es vital para este mundo, es benéfico[/ze_summary]Pero estos juicios crean «un gran peligro», porque en esa «actitud hay falsedad y engaño», ya que entiende que «hablar y predicar la vida eterna que nos ofrece el Reino de Dios cumplido en Cristo es vital para este mundo, es benéfico. Evangelizar constituye nuestro primer deber».
Por eso reivindica el papel de la iglesia, dado que “separar esta realidad de la acción caritativa y social es un verdadero desastre, una traición, porque ya están saliendo sociedades, instituciones que organizan todo un programa de acción social porque piensan que son más afectivas que la acción caritativa y social de la Iglesia”.
Por último, ante los que afirman que el protagonismo de la Iglesia desaparecerá cuando se cubran todas las necesidades les dice “alto” y claro: “No nos interesa a quienes somos la Iglesia. Pero ese protagonismo está ahí, porque el mandamiento nuevo de Jesús no se olvida. Sin embargo, tal vez piensen -¿Por qué tenemos que aguantar que la Iglesia ayude a los más pobres, cuando es la justicia y la acción del Estado, de lo público, que tienen que solucionar estos problemas?- No os creáis esa falacia. No es verdad. Es más, ojalá fuera verdad que se alcanzara esa solución, pero estamos seguros de que no es esto lo que interesa a quien hace esta afirmación. Además, no les preocupa el ser humano, buscan otra cosa. No lo duden», concluye.