«La muerte de seres inocentes nunca está justificada, lo diga quien lo diga. El ser humano es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. He aquí un ámbito de la sociedad actual donde no vale abstenerse; hay que apostar y públicamente decir lo que se piensa sobre el aborto. Las posibles soluciones no pueden ser siempre las mismas: ‘interrupción voluntaria del embarazo’. Es decir, sin eufemismos, muerte de un ser humano. ¿No hay otras? Sin duda, pero tenemos que mostrarlas y actuar. Dios nos ayude y nos haga superar nuestro miedo a decir la verdad, porque ella nos hace libres».
Son palabras de Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, que forman parte del escrito semanal que realiza, en este caso para el domingo 28, y que la Oficina de Información del Arzobispado ha adelantado hoy miércoles.
Bajo el título «Nosotros somos la Iglesia», el arzobispo recalca que «en nuestra patria vuelven a ponerse en juego muchas cosas que afectan a nuestro ser como personas humanas». Y habla abiertamente sobre el debate del aborto:
«De nuevo está ante nosotros mostrar lo inhumano del aborto, exigiendo una actividad legislativa más acorde con la naturaleza de lo que es la dignidad de la persona humana. Valen poco aquí componendas electoralistas o calificaciones políticas de este o aquel signo a la hora de tomar partido por la cultura de la vida o de la muerte. De hecho ha habido, no hace muchos días, en distintas ciudades de España actos promovidos por la sociedad civil a favor de la vida humana. ¿Han sido solo los católicos quienes han participado en esas manifestaciones? No necesariamente, aunque hayan sido católicos la mayoría de ellos. Sigue propagándose el sofisma de que los partidarios del aborto son progresistas y de izquierdas y quienes se oponen al aborto de derechas y católicos».
Y recuerda el compromiso de la Conferencia Episcopal Española, que «reunido en sesión ordinaria quiere hacer oír su voz, como siempre ha hecho en cualquier coyuntura social y política, para recordar el valor sagrado de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural».
Cita también al Papa Francisco, quien «en su exhortación programática Evangelii Gaudium, afirma: entre los débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana (…) quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo (…). No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana».
Para inmediatamente después apostillar:
«Se entienden bien estas palabras. Algunos no las tienen claras y olvidan que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. ¿O volvemos a escuchar la cantinela de hace algunos años cuando se decía que el feto es ser humano pero no persona humana? Sería trágico, a la luz del número de abortos cada año en España».