martes, 26 de noviembre de 2024
16/11/2013junio 12th, 2017

Se llama Francisco Javier Cejas Aires, y es todo un ejemplo de superación. Tiene 37 años y desde los 15 sufre esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que le provoca pérdida de equilibrio, pérdida de visión en el ojo izquierdo porque tiene dañado un nervio, parálisis facial, adormecimiento de pies y manos y fatiga crónica. Francisco Javier es actualidad porque mañana domingo corre el Maratón de Valencia.

Cejas corre el Maratón de Valencia para dar a conocer la lucha de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Albacete, a la que pertenece, así como el CIEN (su Centro Integral de Enfermedades Neurológicas, que trata a enfermos de patologías similares), ya que su lema es «ayudar al que luego le puede ayudar a uno», explica.


El camino de Francisco Javier hasta llegar a este Maratón ha sido largo, ya que viene precedido de mucho trabajo de preparación específico, cuatro meses, aunque él de hecho ya ha corrido varios medios maratones con su club, el Running de Albacete (participa en el Circuito Provincial de Carreras Populares).

Su enfermedad, como su mismo nombre indica, es progresiva. Explica que ahora mismo está pasando de la fase uno, en que los síntomas se manifiestan de forma esporádica, a la fase secundaria progresiva, de tal forma que ya el «tratamiento se está quedando corto, por lo que quizá se tenga que cambiar», explica.

Cejas nació en Puentegenil (Córdoba), pero vive y trabaja en Albacete (en la empresa Europter, que hace helicópteros) desde hace siete años. Avanza que casi seguro que este maratón sea su primero y último: «Hace falta mucho tiempo de dedicación. Tengo dos hijos que necesitan tener a su padre al lado. La primera que se ha sacrificado ha sido mi mujer».

¿Se ve con fuerzas para acabar los más de 42 kilómetros? «Me veo bien tras la preparación personalizada que he tenido. Pero hay dudas, sobre todo a partir del kilómetro 35, a ver cómo funcionan los miembros. Intentaré llevar un ritmo suave», explica.

Francisco Javier, debido a su enfermedad, tuvo que abandonar su carrera militar, que desarollaba en la Academia de Zaragoza, en Calatayud, así como el atletismo federado, no el aficionado.

Lo que tiene claro este albaceteño de adopción es que el ejercicio físico le sienta bien. «Con el tiempo y lo que se sabe ya de esta enfermedad se descubre que la actividad física es positiva, cada cual con su propia capacidad y sin llegar a la extenuación», dice Francisco Javer, que ha preferido correr solo a pesar de que le han ofrecido acompañarle porque así se siente más tranquilo dado que de esta manera puede controlar mejor el ritmo.

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