viernes, 22 de noviembre de 2024
en Baton Rouge (Louisiana) 03/01/2012junio 14th, 2017

David Sánchez-Infantes lleva desde el mes de septiembre en Baton Rouge (Louisiana, Estados Unidos). Allí trabaja en el centro Pennington Biomedical Research Center donde investigan el peso que puede tener la genética en el problema de la obesidad. Ha vuelto por Navidad a Toledo y cuenta a encastillalamancha.es su experiencia en Estados Unidos, al tiempo que aprovecha para reivindicar la profesión del científico.

Uno de cada 10 niños de Castilla-La Mancha de entre los 2 y 15 años padece obesidad infantil y además, el 27,5 por 100 tiene prevalencia de sobrepeso frente al 26,1 por 100 de la media nacional y el 20,9 por 100 de los casos presentan obesidad infantil, frente al 19,1 de media nacional.


Precisamente en el campo de la obesidad y la diabetes del tipo 2 trabaja David Sánchez-Infantes, científico toledano que reivindica en encastillalamancha.es el papel de la ciencia como profesión y asegura que «la ciencia da beneficios».

«Tomé la decisión de investigar en la carrera», explicaba David, que estudió Farmacia en la Universidad Complutense en Madrid y se dio cuenta de que la carrera científica también era una salida profesional muy interesante. «Si preguntas en un colegio que qué quieren ser de mayor, te dicen futbolista, alguno médico… pero nadie dice científico y aprovecho para reivindicarlo como profesión».

Actualmente está en Baton Rouge, la capital de Louisiana (Estados Unidos), en el centro PBRC (Pennington Biomedical Research Center) donde están valorando el peso que puede tener la genética en el problema de la obesidad. «Investigamos para ver qué mecanismos modulan todo esto porque, si logras conocer los mecanismos, puedes plantearte hacer fármacos que intervengan en ello y lo puedan frenar. Lo importante sería evitar que esa obesidad se desarrollara, porque una vez que esa persona tiene obesidad mórbida es muy difícil volverlo para atrás». En definitiva, «lo que queremos es que no se produzca esa evolución de la obesidad».

En Estados Unidos permanecerá un año, luego volverá a Barcelona, al Hospital San Joan de Déu, donde está su grupo de investigación. «En España la única forma de profundizar en tu carrera científica es así, con grupos que te apoyen», comentaba David, quien aseguraba que dedicarse a la investigación «está muy difícil» en nuestro país.

Cuando acabó la carrera y la tesis doctoral encontró a este grupo de Barcelona que le apoyo y, gracias a ello, logró uno de los 30 contratos de cuatro años que el Ministerio concedió hace poco más de año y medio. Tiene contrato hasta final de 2014 y, también por contrato, tiene que realizar su investigación durante un año fuera de España. Esta última parte, «es muy dura, pero la mayoría de los científicos es gente muy atrevida y hacen muchos sacrificios personales, que es lo que luego la gente no valora, no por nada, sino porque no se sabe».

Llegar hasta este punto en su carrera profesional ha supuesto trabajo y, sobre todo, esperar varios meses. «Desde que empiezas a solicitarlo (a la Administración) hasta que te lo conceden puede pasar nueve meses», comentaba David, quien aseguraba que hay muchos requisitos que se tienen en cuenta, entre ellos, que el proyecto tenga «aplicación en la salud», algo que su proyecto tenía y mantiene.

INVESTIGAR PASO A PASO

Hablar con David es hablar con un apasionado de su profesión que quiere dedicarse a la investigación, aunque no haya muchas opciones en España y para ello tenga que salir al extranjero. Algo que no le importa, todo sea por dar pasos en beneficio de la salud. «Al final de todos esos pasos está el paciente» y, eso es, lo que realmente le importa.

Pasos que «a lo mejor no son importantes para la sociedad o para salir en la prensa, pero son importantes porque el siguiente que lo coja va a partir de donde tú lo has dejado. En esta profesión todo va sumando, incluso si los resultados son negativos, porque en tal caso ya estás diciendo por donde no tienen que ir».

En estos momentos, «estamos intentando profundizar en el tejido adiposo, la grasa. Normalmente se pensaba que la grasa era solo para almacenar, pero desde hace tiempo se dice que el tejido graso es muy importante, es un órgano endocrino. El tejido adiposo tiene un papel muy importante en el metabolismo», explicaba David.

A partir de ahí, «si profundizamos en saber qué está pasando en ese tejido adiposo cuando hay obesidad, podemos saber cómo frenarla o como modularla, porque si el tejido adiposo falla, se produce una hipertrofia, las células del tejido crecen desmesuradamente y ahí algo está fallando…».

El trabajo de David actualmente se centra en «profundizar en nuevas proteínas que se sintetizan en el tejido adiposo y que pueden tener un papel importante en el mecanismo de la glucosa y en el mecanismo de ácidos grasos».

El trabajo de un científico es duro, más aún si se piensa que puede que «nunca» se consiga resultados en algo que se está investigando. A pesar de ello, la vocación impulsa a estos profesionales a seguir. David lo sabe muy bien. «Profesionalmente te gusta lo que haces», explicaba David, quien aseguraba que prefieres «complicarte un poco la vida para lograr algo más interesante. Estás arriesgando y siempre vas a conseguir cosas. Otra cosa es que consigas algo importante y te hagas famoso…».

EN BATON ROUGE…

Lleva desde el mes de septiembre en Baton Rouge. Allí es inevitable echar de menos a la familia y a los amigos, «la tranquilidad de ir andando de un sitio a otro, sin tener que preocuparte de coger el coche… Allí necesitas coche sí o sí…» David también añora algún que otro producto gastronómico de la tierra, sobre todo el aceite. «El único que encuentro es el italiano», indica. Algo que le gustaría que cambiase porque «tenemos el mejor aceite del mundo».

Hasta que ese día llegue, él se encarga de promocionar su tierra y de darla a conocer allá donde la ciencia le abre las puertas.

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