martes, 24 de septiembre de 2024
Es el CEIP Santa Marina de Magán 03/05/2014junio 9th, 2017

Llevan años empleando medios audiovisuales para desarrollar la creatividad, aprender a trabajar en equipo, ser espectadores activos y críticos y empaparse de valores universales. El colegio público Santa Marina de Magán, una localidad toledana de 2.500 habitantes, es un ejemplo a seguir dentro de la comunidad educativa en este tipo de enseñanzas. 

Alumnos y profesores del centro han creado nada más y nada menos que más de 30 cortometrajes y vídeos, también cromas, guiones, vídeos musicales, doblajes, spots, radio… La imagen es para ellos un importante medio de expresión a través de la que dan rienda suelta a su imaginación. 


Vídeos sobre bosques, sobre las actividades de Navidad del centro, sobre cómo grabar una función a varias cámaras en un escenario, sobre cómo promocionar la cultura en el Día del Libro, sobre leyendas… estos son solo algunos de los muchos trabajos que el CEIP Santa Marina ha colgado en Youtube.

En dicha labor ha sido fundamental la implicación de los profesores y es que, si fueron tres los que iniciaron estas experiencias, actualmente hay más de 10 involucrados en ellas. Ha sido básica la labor del docente Óliver Garvín, que lleva más de 10 años trabajando en educación audiovisual y que se ha formado como cineasta en varias instituciones y escuelas de cine, entre otras, en la Escuela de Guión de Madrid y en la EICTV de San Antonio de los Baños en Cuba.

También se ha contado con la participación de los padres -quienes incluso han hecho las veces de directores artísticos, escenógrafos o músicos- y de entidades del pueblo e instituciones. 

Pero los verdaderos protagonistas de toda esta historia han sido y siguen siendo los más pequeños ya que se han convertido en espectadores con capacidad crítica para ponerse delante de un televisor y en estudiantes con gran creatividad y con la iniciativa suficiente como para asumir nuevos retos y proyectos que requieren de mucho trabajo. 

Desde el CEIP Santa Marina tienen en cuenta que el mundo audiovisual está muy presente en la infancia y que la escuela pública debe servir de plataforma para educarles como espectadores activos. 

Además de los beneficios pedagógicos que representan para el alumnado, estos trabajos audiovisuales están teniendo su reconocimiento a través de premios, entre ellos, el primer premio en el concurso «Cuidemos el Medio Ambiente» y el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer, dentro del proyecto «Piensa en nuestro pequeño mundo, ¿Qué puedes hacer por él?».

Este último galardón fue la recompensa al cortometraje «Pan con sabor a ketchup», obra de alumnos de seis años. Aimane y Younes fueron los directores de fotografía; Joel, el encargado del maquillaje; Lucía y Hugo interpretaron papeles… y así hasta completar todo un repertorio y equipo técnico de edades tempranas pero con gran ilusión y ganas.

En «Pan con sabor a ketchup» se partía de la idea de un cuento popular en el que están muy presentes los valores universales. Además, el profesorado aprovechó para poner encima de la mesa temas como la soberanía alimentaria, la ecología y una reflexión sobre las formas y los estilos de vida y su influencia sobre el medio ambiente. 

Lo primero fue hacer el guión y a partir de ahí, después de haber visto «Blancanieves» de Pablo Berger, se decidió que el cortometraje fuese una película muda. Alumnos y profesores se pusieron manos a la obra con el rodaje; usaron como escenario un campo de cebada del padre de una alumna y una sucursal bancaria. No faltaron los padres que no dudaron ni un segundo en prestar su coche para grabar en él algunas escenas e incluso simular que los pequeños actores lo conducían.

Con todas las imágenes grabadas, pasaron a la fase de montaje, una labor que requiere de mucha dedicación y de valorar muchas alternativas, algo con lo que aprendieron que las cosas no salen a la primera, a pesar de la sociedad de la inmediatez en la que se mueven. 

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