domingo, 24 de noviembre de 2024
29/07/2012junio 13th, 2017

Fue el de 1983. El primer verano que Alejandro Alonso, diputado del PSOE en el Congreso, veraneaba en la playa con toda la familia; su esposa, Nieves, y sus dos hijas, Elena y Teresa, que entonces apenas contaban con cuatro y cinco años de edad. «Elegimos un complejo en Denia, en el Mediterráneo. Fue la primera vez que mis hijas vieron el mar y el verano que terminaron de aprender a nadar. Recuerdo muchísimas anécdotas».


Y es que aquel fue un verano crucial para este ciudadrealeño, natural de Valdepeñas, residente reincidente y enamorado de Toledo, que no puede olvidarse de Fuencaliente cuando repasa los veranos de su vida. «En 1983 vivíamos en Guadalajara -recuerda- y habíamos tomado la decisión de volver a Toledo; lo hicimos en septiembre, a la vuelta del veraneo. En principio nos trasladamos a una casa alquilada en la Cornisa; después compramos la casa de Santa Teresa, en la que vivimos desde entonces».

El «culpable» fue el partido en el que milita. «El PSOE acababa de ganar las elecciones y José Bono acababa de formar gobierno en Castilla-La Mancha, en el mes de julio. Me ofrecieron la posibilidad de venirme a trabajar a Toledo, a un puesto de funcionario, y me pudo la nostalgia de mis años vividos en esta ciudad y la ilusión de formar parte del nuevo proyecto», recuerda. Su trabajo como veterinario le llevó primero a Galicia, donde nacieron sus hijas, y después a Guadalajara. Aquel verano, «Nieves y yo tomamos la decisión de hacer las maletas y venirnos a Toledo».

Y no se arrepiente. Todo lo contrario, «aunque la vida hay que verla sin muchas ataduras, me veo jubilado en Toledo, dentro de muchos años», bromea.

AMANTE DE LA FOTOGRAFÍA

Pero el del 83 no es el único verano del que conserva un buen sabor. «Casi todos los veranos, desde muy jovencito, tengo recuerdos positivos», asegura. Como aquel en el que, viviendo en Toledo, fue de vacaciones con sus padres y su hermana pequeña a Valencia, «en el Seat 600 que tenían entonces». Era la primera vez que veía la playa.

No solo en su memoria, los recuerdos de todos y cada uno de los veranos de su vida, desde muy pequeño, están plasmados en las fotografías que tiene archivadas, la mayoría de ellas realizadas por él mismo.

EN VERANO CONOCIÓ AL AMOR DE SU VIDA

Muchos de esos veranos tienen como escenario Fuencaliente, el pueblo ciudadrealeño de su padre, al que sigue volviendo religiosamente para pasar parte de sus vacaciones. «Recuerdo con muchísima añoranza la pandilla de amigos del pueblo, pasábamos el día en la piscina y en el río, y la tarde haciendo travesuras; y de más mayor, en aquellos guateques de verano, también inolvidables». Los veranos en Fuencaliente le trajeron, además, el amor de su vida, «allí conocí a Nieves, mi mujer, la única que tengo».

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