El jefe de Neurocirugía del Hospital General Universitario de Albacete, Vicente Calatayud, denuncia «falta de medios» en el servicio y advierte de que «la falta de pruebas diagnósticas de urgencia pone en riesgo la salud de los enfermos».
En una carta remitida a los medios y dirigida al consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz, Calatayud explica que el servicio de Neurocirugía ha informado de esta situación a sus superiores, «pero no ha obtenido respuesta».
El director médico responsable del Servicio de Neurocirugía apunta que «ya se ha dado el caso de pacientes a los que se ha tenido que trasladar a centros concertados -con los riesgos y pérdida de tiempo que ello supone- porque el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (CHUA) carecía en ese momento de resonancia magnética operativa».
«No quiero caer en el error de no denunciar algunas cosas que considero graves, por no decir muy graves», explica el jefe del primer servicio de Neurocirugía que empezó a funcionar en Castilla La Mancha, en 1991.
Calatuyud subraya que no quiere entrar a juzgar los «recortes» que ha sufrido el servicio, como el resto del sistema sanitario, pero ha recalcado: «mis pacientes, creo, tienen derechos que hemos conseguido para ellos todos los facultativos y personal que trabaja en el CHUA y que a estas alturas no podemos renunciar a ellos».
«Somos un hospital de tercer nivel según nos dicen nuestros gestores, pero a la hora de determinadas pruebas diagnósticas, dependemos de la franja horaria, es decir, si el gestor de turno la considera como algo urgente, entonces hay que enviar el paciente (que no usuario), a un centro concertado, debiendo movilizar una ambulancia, una enfermera, un médico… en fin, algo incomprensible para cualquiera que no sea uno de los muchos gestores que nos tocan en suerte», denuncia
Calatayud critica el «silencio» de sus superiores y plantea que «nadie parece tener capacidad de respuesta, el pequeño porque es pequeño y el grande precisamente porque es grande y quizás ni se entere».
«¿Quién será el responsable si por falta de diagnóstico llegamos tarde y tratamos al paciente de forma equivocada, o con los múltiples traslados a centros concertados el paciente se deteriora?», pregunta en su carta el director médico, quien confía en que Echániz dé las órdenes oportunas para que se responda a sus demandas.