martes, 26 de noviembre de 2024
Cuatro orejas 05/06/2015junio 8th, 2017

El diestro Julián López «El Juli» protagonizó en Toledo un triunfo rotundo de cuatro orejas, lo que le permitió salir a hombros del coso taurino de la ciudad imperial.
Cinco toros de Domingo Hernández y uno -el segundo- de Garcigrande, bien presentados, justos de casta y de escaso fondo. Algo mejores, cuarto, quinto y sexto. José Antonio «Morante de la Puebla», silencio y oreja. Julián López «El Juli», dos orejas y dos orejas. Alejandro Talavante, ovación y oreja.
La plaza registró un lleno en los tendidos.

Varios fueron los toques de atención que propició esta triunfal corrida celebrada en Toledo. El primero de ellos, el llenazo que registraron los tendidos, en una nueva muestra de buen hacer de la empresa Taurino-Manchega, que hace dos años se propuso relanzar la alicaída plaza de toros de la ciudad imperial, y a fe que lo están logrando.


El segundo toque de atención vino protagonizado por El Juli, en un alarde de poderío digno de elogio. Su primero no tuvo clase ni raza, por lo que el madrileño optó por un toreo menos ortodoxo, pero ciertamente efectivo, logrando un mayor y mejor acople al natural.

Sin embargo, su segundo, quinto de la tarde, pareció tener más fondo, por lo que El Juli se decidió a sacar su faceta de poder desde el inicio de faena.

Los muletazos por ambos pitones fueron de trazo muy largo, y de mano muy baja, por lo que el depósito de casta del de Domingo Hernández, que estaba a medias, se agotó terminada la quinta tanda, por lo que un inteligente Juli echó mano de molinetes de demás parafernalia para disfrute de un público a favor de obra.

Además, mató de una estocada contundente al primer intento, por lo que las dos orejas viajaron a sus manos, esta vez con mayor merecimiento que las cobradas en su primer oponente.

A Morante le tocó un torazo atacado de kilos y flojo en primer lugar, con el que lo intentó levemente. Sin más. Bien sabía él de las nulas posibilidades de ejecutar su toreo ante este ejemplar, por lo que decidió esperar suerte en su segundo.

Y la hubo, porque el toro del hierro salmantino permitió al sevillano lancear a la verónica con cadencia, rematando en los medios, dejando una cara de disfrute evidente en el público presente. No fueron lances sublimes, pero sí magníficos.

Brindó faena a los tendidos y compuso una faena repleta de chispazos y pinturería a un toro que tuvo buen embroque pero que deslucía saliendo de las suertes con la cara alta al final de los muletazos. Y como colofón se tiró a matar de verdad, y logró su objetivo, aunque la tardanza en doblar del oponente enfrió los ánimos y el premio quedó en singular.

Talavante -y los presentes- se quedó con la miel en los labios al ver como el de Domingo Hernández huía descaradamente a tablas después de embestir con cierto brío a su muleta en el inicio.

No obstante, se pudo desquitar en el sexto. Arreado por el triunfo del Juli, Talavante lució por verónicas acompasadas y rematadas en los medios. Siguió la intensidad en un vibrante inicio de rodillas llevando largo y templado a su oponente, ejecutando incluso una arrucina de hinojos que sorprendió a propios a extraños.

El de Hernández tuvo movilidad, pero rebrincada, por lo que los muletazos tuvieron emoción pero no tanta limpieza. Con el toro venido a menos el extremeño optó por el arrimón, culminando faena de pinchazos y extraordinaria estocada entera arriba cobrada en los medios.

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