No ha corrido ningún Tour de Francia, Vuelta a España ni Giro de Italia pero, desde luego, no tiene nada que envidiar a los Contador, Induráin, Pantani, Froome… Tampoco lleva el maillot amarillo, rojo o rosa de los campeones, pero como si lo fuera. Él y quienes le acompañan en su «vuelta ciclista» particular y diaria por esas tierras de Dios… Allí en Uganda (África).
El padre Longinos, junto a unos ugandeses en uno de los 19 poblados que visita. En la imagen inferior, uno de los lugareños junto a una de las 20 bicicletas nuevas.
Hablamos del misionero de la diócesis de Toledo Longinos López, quien hace apenas un mes solicitó por carta a Jesús López, delegado de Misiones de Toledo, unas bicicletas para poder realizar su «trabajo». Dicho y hecho. Porque ya las tiene.
20 bicicletas que se compraron en Kampala, la capital ugandesa, gracias a la aportación de 1.500 euros de la Delegación de Misiones de Toledo.
Dar fe sobre dos ruedas. Porque tanto Longinos como sus dos compañeros de la Orden de los Combonianos del Corazón de Jesús, un misionero portugués y otro ecuatoriano, además de un grupo de catequistas que les ayudan (y que allí son animadores parroquiales) se recorren a diario, haga sol, frío, llueva o no distancias que incluso superan los 50 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. O, para que nos hagamos una idea, son unas pocas personas para ofrecer catequesis, oficiar misa y ayudar a las comunidades en nada menos que 19 poblados, que suman 80.000 habitantes, por caminos de tierra que en nuestra mentalidad europea serían intransitables…
El propio padre Longinos les comentó que gracias a estas bicicletas «lograremos que no tengan que caminar cuatro horas para poder llegar a la Misión. Por eso son de gran ayuda para el proceso de evangelización en esta remota zona de Karamoja, en Uganda».