El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM), Vicente Rouco, ha dicho que la mayor parte de las reivindicaciones «legitimas» de jueces y personal que trabaja en la administración de Justicia no son corporativas, sino, que responden a «planteamientos técnicos y de tipo constitucional».
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Rouco, que ha asistido en Toledo a un congreso de Instituciones Arbitrales, se ha pronunciado así al ser preguntado por las protestas en la Justicia, coincidiendo hoy con un ‘apagón informático» de media hora convocado en toda España.
Ha pedido a los «poderes públicos» que sean conscientes de que «la mayor parte» de los planteamientos que tienen los jueces -‘no hablo ya de asociaciones, sino de jueces, magistrados y personal al servicio de la Justicia’- no son reivindicaciones de tipo corporativo y de defensa de intereses gremiales, sino que son planteamientos de carácter técnico e, incluso, constitucional».
Y en concreto se ha referido a la reivindicación de tener una Justicia de calidad, inspirada en los parámetros de «neutralidad política, parcialidad e independencia».
Las que más preocupan en la carrera judicial -ha precisado Rouco- son las anunciadas reformas sobre la organización del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
El presidente del TSJ de Castilla-La Mancha ha defendido tener un CGPJ imparcial e independiente del poder político para poder cumplir con su función constitucional en un estado de derecho.
Es decir, «evitar en la medida de lo posible las interferencias de tipo político».
Respecto al malestar que hay en la Administración de Justicia, Rouco ha querido transmitir un «mensaje de serenidad y de calma, pues, el conflicto no contribuye en modo alguno a nuestra función».
Por ello, ha animado a la moderación, a la prudencia, sobre todo hacia los jueces como miembros de un poder del Estado, para contribuir con su función a cumplir la ley y hacerla cumplir y ser «moderados, serenos y prudentes».
No obstante es consciente de que el clima de «insatisfacción» existente en la Justicia como consecuencia de las medidas que se están propugnando no contribuyen a la serenidad necesaria para poder cumplir con nuestra función, que también se ve dificultada por la escasez de medios, algo que ya es «histórico».