El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) indemnizará con 110.000 euros a la esposa y dos hijos de un hombre que falleció por un diagnóstico erróneo de un infarto, ya que se le dijo que era un catarro.
El Defensor del Paciente, que ha remitido a los medios de comunicación el acuerdo extrajudicial alcanzado entre el Sescam y sus servicios jurídicos, ha explicado que J.G.C., de 55 años acudió a su médico de cabecera el 25 de enero de 2011, en el centro de salud zona 8 de Albacete, con un dolor torácico, tos y mocos y se le diagnosticó un catarro.
Con posterioridad, el 31 de enero acudió otra vez al médico por dolor en el pecho con esfuerzo tipo anginoso, tos, expectoración dificultosa, disnea de medianos esfuerzos y dolor precordial relacionado con el esfuerzo.
Según el defensor del paciente, la auscultación respiratoria fue normal, el electrocardiograma detectó un bloqueo de la rama derecha y la tensión arterial era de 170/80.
En esa consulta médica, se le recetó un medicamento para regular su hipertensión y se le prescribió una placa de tórax y una analítica no de urgencias, con fecha de petición del 2 de febrero y en la que no se solicitaron enzimas cardiacas, y se le dijo que se fuera a casa.
Sin embargo, el 2 de febrero sobre las 20.00 horas falleció como consecuencia de una cardiopatía hipertrófica isquémica, según el informe de autopsia.
El defensor del paciente ha señalado que deberían haberse tenido en cuenta todos los factores de riesgo coronario cuando se presenta una clínica de disnea y dolor precordial, ya que era un varón de más de 50 años, hipertensión arterial, obesidad, hipercoilesterolemia, tabaquismo, dislipemia, sedentarismo y antecedente de soplo cardiaco.