domingo, 24 de noviembre de 2024
La impresionante historia de un empeño que dejó maravillado al tribunal 19/01/2013junio 13th, 2017

Cogió sus 77 años y se plantó delante del tribunal dispuesta a cumplir con lo que era, casi a partes iguales, una ilusión y una «obligación». Ilusión porque la tesis que llevaba en esos 1.700 folios (sí, han leído bien, 1.700) era, en definitiva, el compendio de toda una vida dedicada a la educación; no en vano fue durante muchos años docente en varios centros, muchos de ellos en el colegio Nuestra Señora de los Infantes, en Toledo.

Y «obligación» (entre comillas, porque la palabra lleva una tremenda carga de sentimientos para ella) porque durante todo este tiempo siempre ha tenido a una persona presente. A su marido, Antonio Espíldora, ya fallecido, «porque puso en este trabajo tanta ilusión como yo y me ayudó de forma excepcional. Fue tanta la ilusión que dedicó a esta tesis que, al morir él, yo no quise abandonar».


Maravilloso, ¿verdad?

Bien, pues la protagonista de esta historia se llama África García Fernández, es toledana y tiene, efectivamente, 77 años, pero cuando uno habla con ella irradia juventud y ganas de vivir. Es una mujer joven, se lo aseguro. Y consiguió, el jueves 17 de enero, un sobresaliente «cum laude» después de defender su tesis titulada «Toledo entre Austrias y Borbones. Su aportación a la Guerra de Sucesión (1690-1706)» en la Universidad Complutense de Madrid.

Aún más maravilloso, ¿a que sí?

CUM LAUDE CON SIETE HIJOS, 32 NIETOS, UNA BISNIETA…

Siete hijos y 32 nietos que ha visto nacer y crecer. Y una bisnieta, el nuevo ojito derecho de la familia. Licenciada en Filosofía y Letras, miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores, Premio Nacional «Ciudad de Toledo» en 1994… ¿Hace falta que les cuente algo más?

Pues sí. Su relato de cómo y por qué. En primera persona.

África comenzó su tesis «hace mucho tiempo, unos 12 años. Impartía clases en Infantes e hice los cursos de doctorado en la Complutense, pero tuve que retrasar la tesis por el trabajo. Pero aprovechando que mi marido, que era militar, pasó a la reserva, me podía ayudar y lo hizo con tantas ganas…».

Eligió para su tesis lo que ella misma define como «un tema precioso, porque nunca lo ha tocado un historiador, que fue cómo respondió Toledo durante esa parte de la Guerra de Sucesión, cómo respondieron las autoridades, el corregidor… Hay poca gente que sepa que Carlos II, hasta 1700, vino a Toledo en dos ocasiones y que después su reina viuda vivió durante dos años en el Alcázar».

África habla de un tema que controla y es un torrente de palabras y de sabiduría. «La Historia me apasiona, porque te hace vivir los tiempos de nuestros antepasados».

Contó, además, con la inestimable colaboración del archivero municipal de Toledo, Mariano García Ruipérez, y de todo su equipo para buscar y rebuscar cuanto hiciera falta en las catacumbas de la historia de la ciudad de Toledo. Allí, en el Archivo Municipal, recreó la historia, leyó los nombres de todos los soldados e incluso buscó algún parentesco entre ellos…

«SI NO ME DESMAYÉ EN ESE MOMENTO… EL TRIBUNAL ME DIJO COSAS MUY BONITAS»

Hasta que llegó el momento. Jueves, 17 de enero de 2013. África se puso delante del tribunal, parte de su familia detrás, escuchando, disfrutando… «Si cuando me dijeron la calificación obtenida no me desmayé… Los miembros del tribunal me dijeron cosas muy bonitas».

Expuso, hizo que la historia tomara vida, resucitó emociones, comportamientos… Y recordó lo que le había costado llegar hasta allí.

«Mi empeño siempre han sido mis hijos y mis nietos. La familia, lo primero. Por lo que no tenía más remedio que ponerme a trabajar en la tesis por las noches. Veía el telediario, alguna tertulia y me ponía delante del ordenador sobre las 12. Generalmente hasta las cuatro de la madrugada, pero te puedo decir que incluso he llegado a empalmar las noches con los días, he visto amanecer en plena Guerra de Sucesión». Sonríe.

Agradecimiento eterno para sus seis hijas y un hijo, «por todo lo que me han ayudado». Pero de forma especial, siempre presente en su recuerdo a cada minuto, Antonio, su marido. «Fue mi auténtico acicate, yo no podía dejar a medias lo que iniciamos los dos».

Para quitarse el sombrero.

SABIDURÍA, EDUCACIÓN Y ALEGRÍA A PARTES IGUALES

Un sobresaliente cum laude en la historia. En la pasada y en la actual. «Ha sido un trabajo ímprobo, pero satisfactorio con creces. El tribunal me dijo que era completísimo, que estaba muy bien escrito y que nadie había realizado esta investigación. Hubo una cosa que me hizo mucha ilusión, cuando me comentaron que esta tesis abría muchos caminos a nuevas vías de investigación».

77 años le contemplan. Sabiduría, educación y alegría a partes iguales.

África García Fernández, olé.

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