Es el más transitado de Talavera. El Puente de Hierro se levanta en el entramado urbano como una de las infraestructuras más importantes de la historia contemporánea de la ciudad.
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Por ello el escritor Miguel Méndez-Cabeza ha dedicado una entrada en su web «La mejor tierra de Castilla» a publicar fotos antiguas -muchas de ellas de Ruiz de Luna– de las obras de construcción y a describir cómo fueron sus orígenes. Cuenta que desde mediados del siglo pasado, debido al deterioro del Puente Viejo, venía siendo una demanda de la población.
No obstante, no fue hasta 1898 cuando el candidato liberal José Luis Gallo ganó el distrito de Talavera y consiguió llevar a efecto una de sus promesas electorales: la construcción de un nuevo puente sobre el Tajo. «Fue grande el alborozo de los talaveranos al aceptar el gobierno acometer el proyecto, celebrándose el hecho con repicar de campanas cuando llegó la noticia a la ciudad. José Luis Gallo fue nombrado hijo adoptivo de Talavera y a él se dedicó la calle que actualmente da acceso al puente, la antigua calle de Los Siete Linajes», explica el escritor.
La concesión de la obra se retrasó hasta 1901 y el inicio de las mismas, en parte por las crecidas del río, hasta 1904. Fueron adjudicadas a la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera, la cual subcontrató las obras de «tierra y fábrica» a la empresa del constructor Félix Forero. Cuatro años después se finalizaba una obra innovadora cuya inauguración fue noticia a nivel nacional. «El hecho se convirtió en toda una fiesta popular para los talaveranos, con arcos de triunfo, fuegos artificiales junto al río y diversos actos culturales y sociales entre los que destacó la representación de una comedia alusiva al evento».
El paso del tiempo, la humedad y los bombardeos de la Guerra Civil dejaron sus huellas en los 426 metros del Puente de Hierro, por lo que en la década de los 90 fue restaurado por la Junta de Comunidades y rebautizado con el nombre de «Reina Sofía».