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16/03/2013junio 13th, 2017

Albareros es una empresa de nueva creación donde se crea, procesa y envasa sal marina yodada en unas instalaciones que cuentan con las certificaciones ISO, BRC e IFS y que están ubicadas en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Poco tendría que ver con Castilla-La Mancha si no fuese porque sus fundadores son un matrimonio de Carmena (Toledo) que, en apenas dos años, ya han logrado el reconocimiento del producto que hacen.

Hace unos 12 años surgió la posibilidad de trasladarse a Cádiz a trabajar en una salina y Belén Gómez Molina y su marido Juan Anselmo Díaz se fueron. De nuevo las circunstancias de la vida les llevaron a  montar en 2011 su propio negocio, la empresa Albareros, y en 2012 empezaron a comercializar su sal bajo la marca «Comensal».


Nacer en plena crisis, tal y como está el mercado y en un sector con una considerable competencia, no es fácil. A pesar de ello decidieron apostar por la innovación y «por hacer bien las cosas». Por ello, cuentan con una química para analizar la sal, un laboratorio… y la colaboración de un grupo de investigación de la Universidad de Cádiz.

Con todo ello han logrado patentar un método por el que consiguen que el yodo permanezca en la sal independientemente de que el paquete esté abierto meses y meses o «aunque lo cuezas». Siempre se mantiene la cantidad mínima de 60 miligramos por kilo de sal.

Con apenas dos años se han presentado a la feria Gulfood (en Dubai), considerada como la feria alimentaria más importante del mundo, y han logrado el galardón al Mejor Nuevo Alimento o Bebida Saludable por su sal dietética yodada.

Unos premios que se conceden entre los más de 4.200 expositores, que representan a más de 50.000 marcas presentes en la feria, y donde la sal de los toledanos obtuvo el título de «Altamente Recomendable».

PROYECTOS PARA 2013

Al reconocimiento obtenido en la feria se suman los contactos que este año empezarán a mover para conseguir que su producto llegue a la India, Dubai…

En estos momentos ya están en Puerto Rico, Irlanda, Estonia, aunque «despacito», aclara Belén, quien reconoce que «solo faltaría un empujoncito en ventas» y también un «apoyo explícito de las administraciones», porque durante dos años han hecho análisis a muchas sales y su sorpresa ha sido encontrarse con casos que no tienen yodo.

La producción de Albareros, empresa familiar donde están «todos nuestros ahorros», es de 2.000 toneladas al año, de las que exportan 600; aunque aún tienen mucho recorrido por delante ya que la capacidad anual de la planta se encuentra entre las 12.000 y 15.000 toneladas anuales.

Poco a poco van consiguiendo cumplir sus objetivos y se van marcando nuevos retos, aunque «nunca pensé en montar una empresa», reconoce Belén, quien afirma que «soy positiva y no tenemos que mirar hacia atrás. Las cosas siempre pasan por algo».

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