domingo, 24 de noviembre de 2024
un temblor de magnitud de 8,4 18/09/2015junio 7th, 2017

Un terremoto con una magnitud de 8,4 se registró el pasado miércoles 16 de septiembre en Chile, a unos 55 kilómetros de la localidad de Illapel, ubicada a unos 170 kilómetros al noroeste de Valparaíso. Precisamente es en Valparaíso donde viven dos estudiantes castellanomanchegos que cuentan a Encastillalamancha.es vía Whatsapp cómo vivieron el terremoto y el aviso de un posible tsunami.

Ángela y Álvaro, los dos estudiantes castellanomanchegos que están en Chile, en los géisers del Tatio en Atacama hace un mes.


La casa empezó a moverse y así continúo durante tres o cuatro minturos. La lámpara daba vueltas y Ángela, que estaba hablando por Whatsapp con España, no pudo por menos mandar un audio muy asustada diciendo: «Hay un teremoto, esto no para…». Efectivamente, se estaba registrando un seísmo con una magnitud de 8,4, según el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile.

Desde hace dos meses Ángela Muñoz Chicharro y Álvaro Esteban Paredes viven en Valparaíso (Chile). Son universitarios que estudian cuarto de Bioquímica y están de Erasmus en Latinoamérica. Confiesan que la experiencia es muy buena, aunque el miércoles 16 de septiembre, en el momento del terremoto, «me hubiese vuelto a casa con gusto», confiesa Ángela a Encastillalamancha.es.

Con el temblor, empezaron a sonar muchas alarmas y «muy fuerte» y «pronto saltó la del tsunami». La reacción de Ángela fue correr hacia el marco de la puerta y «me quedé ahí debajo un buen rato muy asustada».

Y SONÓ LA ALARMA DEL TSUNAMI

Mientras tanto su compañero Álvaro estaba en una óptica donde «me dijeron: mira está temblando todo». Un vistazo rápido al Whatsapp y los mensajes que le llegaban confirmaban que efectivamente se trataba de un terremoto. «Mi primera reacción fue subir a los cerros», aún no habían comenzado a sonar las alarmas de tsunami, pero «como la gente estaba tranquila bajé a por una hamburguesa hasta que sonó la alarma del tsunami y ya la gente empezó a subir las calles».

Ángela, en casa, aprovechó para salir cuando el temblor paró. Fue un vecino chileno quien la tranquilizó, «la mayoría de las alarmas y la evacuación en general son medidas preventivas que se tomaron a partir de 2010 cuando hubo uno de 8,8 y causó 700 muertos», explica esta universitaria de Valdepeñas, quien se sintió más tranquila cuando su vecino le aseguró que «estábamos en una zona segura y que no me moviese de casa que, si pasaba cualquier cosa, me aviaba y que no dudase en llamar a su puerta si necesitaba ayuda». 

Cuándo Álvaro, vecino de Talavera, regresó a casa siguieron las réplicas (se sintieron una veintena) mientras sus vecinos de abajo «estaban haciendo una barbacoa, porque aquí son fiestas patrias, las más importantes de Chile». Con la seguridad que les daba la tranquilidad de sus vecinos, se fueron a dormir hasta el día siguiente.

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