Los restos de cuatro maquis que murieron fusilados en Abenójar (Ciudad Real) y fueron rescatados de una fosa común en 2012 en la localidad ciudadrealeña de Abenójar, han vuelto a las manos de sus familiares, que finalmente les han podido dar un entierro digno.
Los trabajos de investigación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) permitieron determinar que en este municipio ciudadrealeño, hace 73 años, murieron siete personas víctimas de la represión franquista, de las que, de momento, se han podido recuperar cuatro cuerpos.
De los fallecidos, la mayoría de ellos fusilados mediante procedimiento militar de urgencia ante las tapias del cementerio de Abenójar y otro de ellos muerto en el cuartel de la Guardia Civil, se han recuperado sólo cuatro cuerpos, en tanto que otros tres están en un lugar desconocido, aunque la ARMH sigue buscándolos.
De momento, la ARMH no ha podido identificar a quién corresponde cada uno de los restos encontrados en la excavación que tuvo lugar en el año 2012, debido a que no se han podido hacer las pruebas de ADN por la falta de fondos con los que cuenta esta asociación, según ha explicado hoy a Efe el arqueólogo René Pacheco.
Juan Pérez Arellano, fallecido el 28 de septiembre de 1939; Avelino García Romero y Manuel Marmolejo Pérez, muertos el 30 de noviembre de 1940; Isabelo Pozo Fabián, fallecido el 11 de diciembre de 1940 y Sixto Fernández Castillo, Daniel Yepes Padilla y Teófilo Soriano Anguita, muertos el dos de junio de 1941 son los nombres de los siete represaliados del franquismo, que se tienen constancia murieron en Abenójar,
La ARMH tiene previsto terminar el proceso de identificación de las víctimas cuando cuente con financiación, pero ha querido entregar los restos a las familias de los siete asesinados, que se han unido para recoger conjuntamente a sus familiares.
Varios centenares de personas han vuelto a recorrer las principales calles de Abenójar para acompañar en su último recorrido a estos maquis, cuyos restos han recibido una digna sepultura en el cementerio municipal, mientras el silencio sólo era roto por el sonido de una trompeta cuando interpretaba el himno republicano.
El arqueólogo René Pacheco ha apuntado que estas cuatro personas encontradas fueron enterrados en el lugar que estaba destinado a acoger los restos de los denominados «excluidos» de la Iglesia.
Los restos que aparecieron, ha comentado, «estaban muy bien conservados, bien conectados entre ellos y pudimos observar varias fracturas y orificios que nos permitieron determinar que esas personas fueron abatidas por armas de fuego».
René Pacheco ha apuntado que la ARMH seguirá adelante con la investigación para identificar los cuerpos con pruebas de ADN y para tratar encontrar los cuerpos que no han sido hallados.
En nombre de los familiares, Luis Pozo ha asegurado que la muerte de estos siete hombres «no fue en vano, que sus ilusiones no quedaron apagadas para siempre junto a las tapias de un cementerio, porque, las ideas de igualdad y libertad por las que entregaron su vida permanecerán para siempre».
«Quienes quisieron arrebataros la razón han fracasado», ha asegurado Pozo, quien también afirmaba que «se equivocaron aquellos que quisieron borrar la esperanza de un mundo más justo».
«Setenta años después de vuestra muerte, vuestros familiares recibimos la llama de vuestra enseñanza y vuestro ejemplo, y nos afanaremos por mantenerla encendida en las generaciones venideras», ha subrayado Pozo.