Los centros de educación infantil de la provincia de Cuenca han perdido hasta un 30 por 100 de matrículas desde que comenzó la crisis, debido tanto al aumento del desempleo como a la «competencia desleal».
Así lo ha asegurado la presidenta de la Asociación Provincial de Centros de Educación Infantil, Irene Rondón, que calcula que este curso hay entre 400 y 500 plazas privadas, una cifra sensiblemente menor que hace unos años.
«Supongo que hasta que los padres no tengan trabajo, los niños no vienen a la escuela, seguimos decayendo y acusando la crisis», ha explicado Rondón en declaraciones a Efe: «si los papás no tienen trabajo, es un dinero que se ahorran si se quedan con los niños en casa».
Rondón ha señalado que esta caída de matriculaciones depende también de la población, pero en algunos centros puede llegar incluso al 50 por ciento.
Otro de los principales problemas que sufre el sector es el de centros que, sin cumplir los requisitos, funcionan como escuelas infantiles.
«Se dan de alta como ludotecas o parques recreativos enfocados al tema lúdico, pero cogen niños de cero a tres años y ejercen de guarderías encubiertas», ha criticado la presidenta de la Asociación, integrada en CEOE CEPYME Cuenca, quien ha añadido: «nos hacen mucho daño porque como no cumplen los requisitos que nos exigen a nosotros, su oferta es más económica».
Rondón ha recordado que si un centro pertenece a la Red de Escuelas Infantiles de Castilla-La Mancha tiene que tener el distintivo correspondiente y ha alertado de que los centros que no están incluidos «no cumplen las condiciones de ratio, metros cuadrados por niño, profesionales con titulación cualificada, inspecciones sanitarias para controlar la alimentación o inspecciones educativas».
Las escuelas infantiles abrieron sus puertas el pasado día 1 y Rondón ha reconocido que «la vuelta a la guarde» es mucho más llevadera para los más pequeños que para los padres, pese a lo cual ha recomendado que éstos intenten siempre transmitir al niño un sentimiento positivo hacia la escuela «y que lo perciban como el lugar donde hacen amigos, no como un castigo».