«Estaba tirado en la calle y enganchado a la bebida. Llevo un mes sin probarla y me gustaría seguir adelante con mi vida». Es el testimonio de Francisco Rodríguez, un sevillano de 43 años acogido en el albergue «Cardenal González Martín» que Cáritas tiene en Toledo, por el que en 2014 pasaron 1.000 personas.
Cáritas Diocesana de Toledo ha presentado la campaña «Porque es posible. Nadie sin hogar».
La suya es una historia de marginalidad y de exclusión social. Salió de Sevilla dejando a una mujer y a dos hijos cansados de sus problemas con el alcohol: «cuando bebo pierdo la cabeza». Francisco -que hace años trabajaba como pintor- llegó a Toledo y conoció la ayuda de Cáritas. De sus trabajadores y voluntarios dice que «me están apoyando mucho». Tanto él como Rubén, un joven de 22 años que permanece en el albergue desde hace cuatro días, son alumnos del taller de restauración de muebles que ofrece la ONG. Por las mañanas aprende el oficio y aprovecha la tarde para participar en cursos de habilidades sociales, inglés… «Cuando termine quiero ir por el buen camino y no volver al mundo en el que me encontraba», indicaba.
Gracias a sus profesionales y a más de 200 voluntarios, Cáritas Diocesana de Toledo atendió en 2014 a 4.000 personas, 24.000 si se tiene en cuenta el cómputo regional, unas cifras que aumentan ligeramente todos los años. La crisis ha hecho que el perfil de los usuarios esté cambiando y que cada vez sean más aquellos que, por culpa de la pérdida de un trabajo y de toda prestación económica, se vean abocados a acudir a esta organización.
Estos datos han sido aportados durante la rueda de prensa ofrecida en el albergue «Cardenal González Martín» por el delegado episcopal de Cáritas, José María Cabrero, el provicario general del Arzobispado, César García Magán, y la trabajadora social y coordinadora del centro, Virginia Rodríguez, quienes han informado de la campaña «Porque es posible. Nadie sin hogar» que se desarrollará con motivo de la celebración, el 29 de noviembre, del Día Mundial de las Personas sin Hogar; y de la Jornada de Puertas Abiertas que, el lunes 30 de noviembre, permitirán conocer el funcionamiento del albergue de Toledo.
Tal y como explicaba Virginia Rodríguez, este recurso -atendido por 11 trabajadores y 60 voluntarios- cuenta con un servicio de alojamiento de urgencia en el que los beneficiarios pueden permanecer entre dos días y tres meses. Suelen acogerse a él traseúntes (en 2014 pasaron por aquí 800 usuarios) a los que también se les da la posibilidad de formar parte del programa de media estancia (seis meses), en el que participan personas sin hogar, pero con habilidades sociales y laborales, entre los que se fomenta su reinserción en la sociedad. Para ello disponen de talleres ocupacionales y de actuaciones personalizadas. Comenzó a funcionar en octubre de 2014 y está obteniendo resultados muy positivos, con un porcentaje del 65 por 100 de reinserción. El servicio de estancia diurna como alternativa a la calle, creado en octubre de 2014 y a cuyas actividades de ocio y formativas han recurrido 447 personas; las duchas; el comedor social; la lavandería; y la atención social y psicológica hacen de este lugar «algo más que un albergue», tal y como comentaba José María Cabrero.
El provicario general del Arzobispado destacaba que en España hay entre 30.000 y 40.000 personas sin hogar, 400.000 en toda Europa, lo que califica como un «escándalo social». «Lamentablemente este colectivo no son noticia y carece de algo tan fundamental como un techo donde vivir. Por eso la Iglesia sale al paso y no solo les da una asistencia material, que es muy importante, sino que quiere acompañarles».