sábado, 19 de octubre de 2024
El Verano de su vida 22/07/2012junio 13th, 2017

Se le vienen a la memoria anécdotas entrañables de muchos veranos, pero el de 1998 tuvo para el diseñador toledano Félix Ramiro un sabor especial, por varios motivos.

Fue un veraneo más largo de lo normal. «La tienda siempre cierra 15 días en el mes de agosto, pero aquel año disponíamos de más tiempo libre», recuerda. Y decidieron pasarlo íntegramente en la playa. «A Miguel Ángel -su hijo- le gusta mucho el agua, lo mismo que a Angelita -su esposa-; a mí me gusta menos, pero ellos mandan». Fue un agosto playero, con diferentes escenarios: Almería, Mallorca y, por su puesto, Benidorm. Y es que Ramiro está «abonado» a esta ciudad alicantina. Allí se siente «como en casa», asegura. «Hay quien considera que es un turismo hortera, pero no me doy por aludido. En Benidorm, además de playa, tienes de todo, puedes ir al teatro, a las discotecas, o simplemente a las terrazas». Por eso, después de serle infiel algunos veranos, han vuelto a las andadas. «Probamos un verano en Galicia, el paisaje nos encantó, pero no la temperatura; en el País Vasco nos pasó, prácticamente, lo mismo. Después fuimos dos años a Ibiza, tiempo suficiente para ver la isla; el siguiente, veraneamos en Mallorca, pero allí todo es carísimo», nos cuenta. El año pasado volvió a Benidorm con su esposa, «Miguel Ángel no quiso venirse ya con nosotros», lamenta.


NOCHES FASHION EN «AMÉRICA»

Para éste, aún no tiene fecha, todo depende del repleto programa de desfiles cerrado para este verano. Lo que tiene claro es que volverán a Benidorm. De allí conserva muy buenos recuerdos, los que compartió con sus amigos de Menasalbas siendo un chaval. «Hace 20 años viajaba muy poca gente. La primera noche que llegamos a la playa, estuvimos hasta en siete discotecas distintas hasta que elegimos las dos que más nos gustaron: la «Star Line» y la «América»; eran las más fashion», las recuerda como si fuera hoy y no puede evitar esbozar una sonrisa. «Eran otros tiempos y tenía otra edad», bromea. «Una noche de aquellas un amigo y yo ligamos con dos chicas, cada uno en un sitio, la sorpresa fue cuando nos encontramos los cuatro, ellas eran hermanas». Casualidades de la vida. Por aquel entonces ya conocía a su mujer, Angelita, «pero estaba muy mal visto irse con tu novia de vacaciones. Aún así nos fuimos dos años, antes de casarnos, con mis tíos y mis primos, y fuimos duramente criticados». Corrían los años 83 y 84 y fueron, por su puesto, a Benidorm, donde asistieron a las actuaciones, en directo, de Rocío Dúrcal, «entonces toda una estrella de la canción»; y del grupo «Boney M».

El verano es la estación en la que más se ríe, «el momento de hacer balance»; baja el trabajo y la inspiración del diseñador. En su caso, «el año empieza en septiembre», asegura. Nada que ver con los veranos de su infancia en su pueblo natal, Menasalbas. «Me tocaba echar una mano a mis padres con el trabajo del campo, y lo llevaba fatal: no me gusta mucho recordarlo», asegura. De los veranos en el que continúa siendo su pueblo de residencia se queda con las fiestas del Cristo de la Cruz a Cuestas, que celebran el primero de septiembre. No se pierde ni una.

EL EXTRANJERO, PARA EL INVIERNO

Los viajes fuera de España los reserva para el invierno. En Navidad, «si Miguel Ángel saca buenas notas», irán a Milán. «Le he prometido llevarle a ver la tienda de Georgio Armani», nos desvela.

Y es que, en sus viajes a otros países, le gusta compaginar, sobre todo, ocio y trabajo. Y puesto a elegir, se queda con Italia, concretamente con Milán, a su juicio, la capital de la moda.

«CAMBIÉ MI BODA DE FECHA POR UN DESFILE DE JÓVENES DISEÑADORES»

Se casó en verano, aunque su intención era hacerlo en primavera, el 31 de mayo, pero le convocaron para un desfile de jóvenes diseñadores en Albacete, con motivo del Día de la región, y no dudó en cambiar la fecha de su boda al 27 de junio. De aquello acaba de hacer 17 años, pero ya entonces la moda marcaba, y mucho, su calendario. Fue una boda muy veraniega, «hacía muchísimo calor»; muy toledana, en la Capilla del Sagrario de la Catedral Primada; y un tanto particular. Fue la novia, Angelita, la que tuvo que esperar al novio, que llegó con 20 minutos de retraso. «Y eso que empecé a vestirme con tiempo», recuerda. Entre los invitados, muchos diseñadores y Ana Rodríguez, la esposa del entonces presidente regional, José Bono. «Hacía poco que nos conocíamos y vino con una amiga».

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