Son el alma de la Semana Santa. Con sus imágenes en alto, las cofradías y hermandades recorren las calles y plazas protagonizando bellas escenas de una tradición religiosa que, en lugares como Toledo o Cuenca, alcanza su máximo esplendor y la calificación de Interés Turístico Internacional.
PARA VER LA GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS PINCHE EN LA IMAGEN O SOBRE ESTA LÍNEA
Detrás de toda esa solemnidad que encierran los pasos y procesiones hay muchas horas de ensayos. Encastillalamancha.es se ha adentrado en los de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Caridad de Toledo, compuesta por 210 hermanos, de los cuales alrededor de 150 son penitentes y 40 costaleros. Muchos son de la ciudad, pero los hay también llegan para estos días desde Valencia, Madrid, Sevilla, Córdoba…
El hermano mayor, Pablo Garcés Granero, explicaba que el día de la procesión va precedido de 365 días de preparativos, unos trabajos que se intensifican dos meses antes de la Semana Santa. En este tiempo, los fines de semana se dedican a los ensayos de los costaleros que deben portar a hombros las imágenes del Cristo y la Virgen. Es una labor ardua; tienen que entrenarse para sostener durante horas unos pasos que pesan 600 kilos. La dificultad se agrava en el caso del recorrido que hace esta hermandad y es que, saliendo de la iglesia de Santa Leocadia como salen, deben superar en primer lugar el dintel de la puerta de la parroquia y colocarse de rodillas para que la imagen no tope.
Unos metros más adelante los costaleros se enfrentan a otro reto: subir las escaleras que dan acceso a la plaza de Padilla desde la calle Garcilaso de la Vega. Son 13 escalones que obligan a salvar un importante desnivel, para lo cual descienden en gran medida uno de los extremos del paso y elevan con la misma intensidad el otro extremo.
Candelabros, velas, vestimentas… todos los elementos que componen los pasos se guardan cuidadosamente en la iglesia de Santa Leocadia. En las semanas previas a la procesión se desempaqueta todo y se procede a su limpieza para que días antes del Domingo de Ramos se queden los pasos montados. En el caso de esta hermandad, resulta mucho más trabajoso el montaje del de la Virgen de la Caridad que el del Cristo y es que la imagen va a acompañada de 40 candeleros y numerosas luces.
El Lunes Santo los hermanos daban los últimos retoques a los pasos ya montados en el interior de la parroquia. Todo se ha quedado listo para, como todos los años, colocar las flores el Jueves Santo después de la celebración de los oficios, una tarea que comienza a las 23:00 horas y que se prolonga hasta las tres o cuadro de la madrugada. Son decenas de claveles rojos y lirios morados los que arropan al Cristo y otras tantas rosas blancas, lirios y calas las que inundan de colorido a la Virgen.
«Hay que dedicar mucho tiempo y estar muy pendiente de que todo salga bien; sin embargo, al mismo tiempo es algo que se vive con mucha emoción», comentaba Pablo Garcés, quien añadía que para todos ellos salir en la Semana Santa de Toledo representa un orgullo.
El Viernes Santo, a las 19:30 horas, partirán de Santa Leocadia para realizar el tradicional recorrido. Ataviados con hábito, capuz y fajín rojo burdeos ribeteados en negro, de sus cuellos colgará la medalla de la hermandad. Como ocurre desde hace tiempo, estarán acompañados por los nazarenos con hábitos negros de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Espina de Talavera, con la que se hermanaron en 1999.
La Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Caridad se fundó en el siglo XVII. Sus primeras ordenanzas fueron aprobadas en 1656 por el cardenal primado Baltasar de Moscoso y Sandoval. En el siglo XVII los hermanos tenían la obligación de encender y mantener durante todo el año los faroles que alumbraban el cobertizo de Santo Domingo el Real y el retablo de la Virgen de la Soledad que había bajo el cobertizo de Santa Clara. Para ello se creó en su seno la Hermandad de Socorro en el año 1752.
El devenir de la historia hizo que desapareciera a principios del siglo XX. Fue un grupo de 17 jóvenes, entre ellos el actual hermano mayor, el que propuso su recuperación. Así, merced al trabajo que realizaron, el Cristo salió en procesión el Viernes Santo de 1990 para, años después -en 1998-, ir acompañado por la Virgen.
El Cristo de la Misericordia es una talla de madera policromada de la primera mitad del siglo XVII. De autor anónimo, solo se conoce que perteneció a la escuela castellana. Representa al Cristo muerto en la cruz. Por su parte, la imagen de la Virgen de la Caridad es una obra contemporánea realizada por el artista José Vázquez Juncal. De estilo andaluz, luce corona y puñal dorado, rosario de filigrana dorado y manto de terciopelo color burdeos liso. Este año lucirá un lazo negro en memoria de Nieves, encargada de mantener el ajuar y las vestimentas de la Virgen, quien falleció el año pasado.