«Fue una barbaridad», pero de la que no se arrepiente Francisco Fernández, un empresario (su empresa es un almacén sito en Manzanares que surte a restaurantes) de 57 años de Daimiel que acaba de completar, a su edad, 24 horas seguidas y recaudar 6.000 euros para Aspas (Asociación de Padres y Madres de Amigos de los Sordos), una asociación nepalí y el Club de Natación de Daimiel.
Francisco Fernández, con su hijo, emocionados.
Tiene mucho mérito la proeza del nadador, sobre todo teniendo en cuenta que antes del 1 de octubre de 2015 no sabía nadar a crol (la modalidad en que hizo su gesta); solo sabía, apenas, nadar a braza. Fernández hizo mucho deporte en su juventud, de todo (fútbol, baloncesto, balonmano, tenis de mesa y tenis), pero dejó de hacerlo durante más de 30 años. Resultado: pesa más de 130 kilos, cuando ahora supera en poco los 80.
Sobre su gesta de las 24 horas seguidas nadando, revela que físicamente estaba bien, pero que sicológicamente, a las cuatro horas, estaba sobrepasado por la responsabilidad del fin solidario de la experiencia: era la primera vez que se metía en algo así. «Mi cabeza iba a reventar, me iba a volver loco, y eso que soy la persona más positiva del mundo. Me vine abajo» relata.
Fue el momento en que el monitor de la piscina climatizada, Lorenzo Sobrino, se tiró a la piscina para tirar de él. También le acompañó un par de horas la campeona internacional de aguas abiertas María Luisa Cabañero: «Yo alucinaba en colores, nadó como un delfín, de ella destaco además su valor humano, los manchegos no sabemos vender lo grande que tenemos aquí…», comenta.
Francisco Fernández se ha preparado durante 465 días para preparar su gesta, a veces hasta 36 horas semanales (tres de gimnasio y cuatro de natación). Aunque muy tardíamente, ha descubierto la natación: «Me siento como una pluma dentro de agua, voy a mi bola, pienso en mis cosas», confiesa el daimieleño, vegano desde hace dos años: «Voy a difundir las bondades de esta alimentación, y es que la proteína vegeral es más limpia que la animal, no provoca lesiones, el mejor ejemplo ha sido mi cuerpo», añade, aunque matiza que él no es un «fundamentalista» de este tipo de alimentación.
También avanza que va a transmitir sus experiencias deportivas a los niños, desde el punto de vista psicológico.
Por último, adelanta que repetirá gesta con fines solidarios, aunque no tan ambiciosa como la del domingo.
La piscina entera se volcó con el nadador daimieleño.