miércoles, 27 de noviembre de 2024
Feria taurina 10/09/2014junio 8th, 2017

El novillero murciano Filiberto Martínez ofreció una gran ayer en Albacete con el mejor lote en conjunto de un deslucido encierro de Buenavista, aunque al final perdería el triunfo por culpa de los aceros, resultando además herido a última hora al entrar a matar a su segundo novillo.

FICHA DEL FESTEJO


Novillos de Buenavista, bien presentados y de juego desigual. Fueron buenos, segundo y quinto; el resto faltos de casta y sin transmisión.
Francisco José Espada: estocada (ovación tras aviso); y pinchazo y estocada trasera (silencio tras aviso).
Filiberto Martínez: pinchazo hondo y tres descabellos (ovación tras aviso); y tres pinchazos, media y descabello (ovación tras aviso).
Álvaro Lorenzo: pinchazo, media y dos descabellos (silencio); y pinchazo, otro hondo, y casi entera perpendicular (silencio)
En la enfermería fue intervenido Filiberto Martínez de «cornada en cara interna de la pierna derecha con orificio de entrada de 7 centímetros y una trayectoria ascendente de 15 centímetros que produce rotura de fascia y fibras musculares del gemelo interno, de pronóstico menos grave. Trasladado al Sanatorio de Santa Cristina de Albacete».
La plaza tuvo más de media de entrada en tarde calurosa.

MAL DE ESPADAS

Espada apenas pudo pasar de voluntarioso con su soso y desrazado primero, al que recetó pases sueltos de impecable factura dentro de un conjunto carente de unidad, por culpa, sobre todo, de la deslucida condición de su oponente.
Al cuarto, que se movió rebrincado y con tendencia a ir frenándose, le instrumento Espada una interesante faena, en la que toreó con expresión, regusto y mano baja sobre la mano diestra en los primeros compases de faena, arriesgando también lo suyo cuando se vino a menos, parándose a mitad de las suertes, ya en las postrimerías.
Filiberto sorteó en primer lugar un buen novillo, noble y con recorrido, con el que caló hondo en los tendidos gracias a una faena bien conjuntada, con pasajes largos y ligados sobre los dos pitones. Lástima que fallara a espadas, pues del triunfo seguro que tenía en sus manos se quedó en una ovación desde el tercio.
También tuvo muy buen fondo el quinto, que se desplazó con prontitud, largo y humillado en las telas de un Filiberto que volvió a torear con suavidad y mando en una labor limpia, templada y bien hilvanada por los dos pitones, de notable conjunción entre un novillero que mostró oficio y buena apostura, y un utrero de extraordinaria condición.
Otra vez se volvió cruzar la espada entre él y el triunfo, y algo aún peor, ya que en el segundo envite con la tizona resultó prendido por la pantorrilla derecha, aunque no pasó a la enfermería hasta finalizar su quehacer.
Lorenzo se estrelló de bruces con su descastado y parado primero, al que apenas pudo pegarle algún que otro pase suelto en una labor que apenas trascendió por lo deslucido e insulso que fue el de Buenavista.
El sexto tuvo movilidad, pero con el defecto de echar la cara arriba al final del viaje. El mérito de Lorenzo fue no dejarse tropezar las telas, y, aún más, el pegarle pases de buena factura por el derecho, conduciendo con mimo a su antagonista, que acabó pidiendo la hora. 

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