Un equipo multidisciplinar del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo ha iniciado una investigación para desarrollar una metodología que permita evaluar de manera objetiva el dolor en pacientes con esguince cervical, ya que las escalas que se usan actualmente para cuantificarlo son subjetivas.
El investigador principal del proyecto, el traumatólogo Andrés Barriga, ha comentado que el esguince cervical es una patología originada, en un 98 % de los casos, tras la colisión de vehículos por detrás en accidente de tráfico y que afecta cada año a más de 25.000 españoles, según ha indicado hoy en una nota de prensa la Junta de Comunidades.
El mecanismo de esta lesión es similar a la onda que se describe cuando se lanza un látigo, por lo que también se conoce como «latigazo cervical».
Barriga ha detallado: «Se produce una flexión forzada del cuello y una violenta oscilación de la cabeza de delante hacia atrás o de atrás hacia delante, unida a movimientos de lateralidad y torsión forzada del cuello y, si el impacto es muy fuerte se puede llegar a lesionar la médula espinal produciéndose una tetraplejia».
Los principales síntomas del esguince cervical son dolor en la zona cervical, que puede irradiarse a los brazos, mareo y dolor de cabeza en la nuca.
En la mayoría de los pacientes, los síntomas ceden después de transcurrir entre uno y tres meses sin dejar secuelas, pero en algunos casos no desaparecen y el dolor se hace crónico.
Aproximadamente un 20 % de los afectados por esguince cervical estará curado en una semana, el 50 % en un mes, el 70 % en 6 meses y el 80 % en dos años.
La idea de realizar esta investigación surgió tras los estudios sobre sensibilización central en el Hospital de Parapléjicos, en pacientes con dolor neuropático tras una lesión medular.
Se vio que esta sensibilización central al dolor podía presentarse en otros cuadros como la fibromialgia o el esguince cervical y que se disponía de tecnología para poder diagnosticar a estos pacientes y diferenciarlos de los simuladores.
El responsable del laboratorio de la Función Sensitivo y Motora de Parapléjicos, Julian Taylor, ha explicado que cuando se suministra un estímulo doloroso y se ve la respuesta, las escalas de dolor actuales son interesantes, pero subjetivas y bastante difíciles de cuantificar.
Cada persona tiene una capacidad para aguantar o inhibir el dolor, por lo que sería importante establecer un protocolo más preciso de valoración del dolor, ha apuntado Taylor.
En este sentido, el equipo investigador del Hospital de Parapléjicos plantea el uso de técnicas de neuroimagen, por espectroscopía en resonancia magnética de 3T.
Para ello, han diseñado una antena de cabeza especial de 32 canales, con la que van a identificar marcadores del dolor y ver en qué áreas del cerebro hay modificación en el perfil metabólico con arreglo a la existencia de dolor crónico, tanto si es neuropático o somático, ha detallado el jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Nacional de Parapléjicos, José Florensa.
Por su parte, el experto en Biomecánica y jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Nacional de Parapléjicos, Ángel Gil, ha apuntado que el cinturón de seguridad y la correcta posición del reposacabezas «son fundamentales a la hora de minimizar los daños que podemos sufrir en este tipo de accidente de tráfico».
Así, la cabeza de los viajeros debe ir apoyada completamente en el reposacabezas, ya que si va demasiado abajo «tendremos un movimiento brusco de extensión del cuello en el caso de sufrir un impacto», ha advertido.
El proyecto ha sido becado con 115.000 euros por la Fundación Mutua Madrileña, que ya financiado 17 ensayos clínicos en el Hospital Nacional de Parapléjicos de enfermedades derivadas de accidentes de tráfico.