La parakarateka Isabel Fernández emocionaría a muchos durante su ponencia, la que abrió las II Jornadas «Soy Mujer» de encastillalamancha.es, sobre todo cuando recordó cuando su primera lesión importante la obligó a dejar (temporalmente al final) un deporte que es su pasión: el kárate.
La parakarateka se dirigió a los cerca de 300 estudiantes que se dieron cita en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) durante la II Jornada “Soy Mujer”, que encastillalamancha.es organizó el jueves 14 de marzo y en la que actuaron como colaboradores el Instituto de la Mujer de la Junta de Comunidades, la Diputación de Toledo, el Ayuntamiento de Toledo, la UCLM y el Colegio de Enfermería de Toledo.
Isabel Fernández participó en la primera mesa, denominada “Palabra de Mujer”, en la que compartió experiencias junto a Laura Mordillo, doctora en investigación e investigadora en el Hospital Nacional de Parapléjicos; Vicenta Rodríguez, doctora en Psicología; e Idoia Ugarte, profesora del departamento de Enfermería, Fisioterapia y Terapia Ocupacional, y vicepresidenta de Médicos del Mundo CLM; y Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo. Mesa que moderó Mar G. Illán, directora de este periódico.
Isabel Fernández: ejemplo de superación
Durante su ponencia, titulada «El deporte como herramienta de superación» (su caso es paradigmático) hizo un balance de su vida y su relación con el deporte, que tanto le ha ayudado.
Comenzó hablando de kárate propiamente dicho, explicando las diferencias entre el kumite (el combate) y el kata (lo suyo, movimientos preestablecidos contra combatientes imaginarios).
Isabel ha tenido problemas físicos desde el principio de su vida. De niña sufrió una hernia inguinal que acabó en una obstrucción intestinal y una operación delicada que resultó un éxito.
[ze_summary text=»Una patada en la rodilla que recibió de un contrincante originó una lesión que tuvo el peor final posible para ella: el abandono forzoso del kárate»]Una patada en la rodilla que recibió de un contrincante originó una lesión que tuvo el peor final posible para ella: el abandono forzoso del kárate[/ze_summary]La campeona del mundo empezó a practicar el kárate a los cuatro años, compitiendo ya a los 12; y con éxito: tercera de España en 2005, el mismo puesto por equipos un año más tarde. Más tarde una patada en la rodilla que recibió de un contrincante le originó una lesión que tuvo el peor final posible para ella: el abandono forzoso del kárate. En este momento se emocionó recordando el trance (ya vivía de este deporte).
Pero la lesión no le amilanó, ya que se puso a practicar el boxeo, las motocars. Opositó a bombero, sin éxito, aunque puntuaba el máximo, un 10, en las pruebas físicas. Fue entonces cuando decidió seguir la carrera de su padre: militar. Siempre le ha ido «la marcha», como aquella, militar de 25 kilómetros, con carga incluida: «Iba contenta, ir de maniobras era para mí como ir de vacaciones», confesó.
Pero un mal día notó que le dolía una pierna al correr. «No puedo seguir», le dijo a un mando. Se le bloqueó la articulación. La tenían que operar. «Me dijeron que se había acabado el deporte para mí», recordó que le soltaron.
Fue cuando le diagnosticaron una enfermedad degenerativa e irreversible. Pero su relación con el deporte no iba a acabar aquí: un amigo que trabajaba en el Hospital Nacional de Parapléjicos la introdujo en el deporte adaptado, y se puso a jugar al baloncesto en silla de ruedas. «La primera vez que me senté en una silla no sabía cómo usarla», comentó. Pues acabó jugando en un equipo de Segunda División en Madrid.
[ze_summary text=»"Conocí a extraordinaria (jugando al baloncesto en silla); en ese momento me di cuenta de que debía trabajar también por los demás"»]"Conocí a extraordinaria (jugando al baloncesto en silla); en ese momento me di cuenta de que debía trabajar también por los demás"[/ze_summary]«Conocí a extraordinaria; en ese momento me di cuenta de que debía trabajar también por los demás», subrayó. También hizo ciclismo adaptado. Hizo cuarta de España.
Y en ese momento un excompañero del kárate le dijo que la había visto en redes sociales haciendo deporte adaptado. «¿Por qué no vuelves al kárate?», le preguntó. «¿Se puede?», objetó ella. «¡Claro!», recibió como respuesta. Empezó en julio de 2018. En octubre competía en la Liga Nacional. Después de solo tres meses ya estaba en la Selección, ganando el oro mundial.
Mostró una foto en la que se la veía compitiendo en el Mundial. Antes de empezar lloraba de los nervos, pero cuando se puso el atuendo, se le quitaron. Su entrenador, Álvaro Jiménez Carmona, le dijo, antes de disputar la final: «Solo por llegar aquí ya has ganado. Sal y disfruta». Así lo hizo. Y cumplió un sueño.