Quién se lo iba a decir a Javi Gómez, a sus 33 años y buena parte de su vida futbolística jugando en 2ªB, que un gol suyo iba a ser trending topic, que le iban a llamar incluso desde medios internacionales y que su genialidad podría opositar al premio Puskas.
Pues ocurrió en el partido decisivo que enfrentaba a su equipo, la UD Socuellamos, contra el Toledo, a unos 20 minutos del final. Todo el mundo habrá visto el tanto. Álvaro le pasa el balón, él se ve con espacio, y en un instante prueba con la idea, que le centellea en la cabeza: se adelanta un poco, se acomoda el balón con el pecho y, de espaldas, chuta a portería con una potencia inusitada. Tiene suerte de que el meta del Toledo estaba adelantado. «¡Golazo! ¡Golazo!»
Él mismo cuenta a encastillalamancha.es que recibió el pase de Álvaro y, sobre todo, que Calle le avisó de que estaba solo. Y lo intentó. No vio siquiera que el portero estaba adelantado. «Me eleve el balón a una altura buena. No veo al portero. Pasado el tiempo me doy cuenta de la distancia que había a la portería, ya que en ese momento no tengo tiempo para pensar en eso. Salió bien», cuenta un sereno Javi Gómez, un fornido y delantero veterano de mil guerras en el fútbol modesto algo abrumado por la que ha armado pero que conserva la cabeza fría.
«NO DEJA DE SONAR EL TELÉFONO, IMPACTA»
«No deja de sonar el teléfono. Nunca te esperas algo así. Te impacta, pero en dos o tres días todo esto se olvida, seguro. Con todo, te agrada, hay que disfrutarlo», comenta Javi Gómez, quien sabe que el golazo podría optar al Premio Puskas (que elige al mejor gol de todas las ligas profesionales). «Se comenta, sí. Sería un sueño, pero lo veo muy lejano», opina al respecto.
Está claro, como no podía ser de otra forma, que todo este lío le agrada: «Voy a guardar todo lo resultante de esto en la medida de lo posible», admite Javi Gómez, delantero de la UD Socuéllamos y exjugador del UCAM Murcia, Lucena, Ontinyent, Puertollano, Ceuta, Conquense, Alcázar y La Roda, que prepara unas oposiciones para ser guardia civil: «Esto no te da para vivir. A ver si hay suerte», dice sobre su futuro.
«Sobre todo me alegro por el equipo, por la victoria, estamos ahí (el Socu ya es cuarto, en play off de ascenso, tras haberle birlado el puesto al Toledo). Ya tenemos derecho a soñar. Dependemos de nosotros. Si ganamos los tres partidos, lo logramos. Hay que estar tranquilos», piensa en el colectivo.
Este futbolista conquense, que se forjó en el equipo de su ciudad, quedó marcado por la magia de Ronaldo Nazario Da Lima, aquel astro brasileño que fabricaba un gol tras otro con la presteza infalible de su bota de seda.
Javi Gómez ya podrá contar a sus nietos que tuvo su momento de gloria, aquel que le regaló un golazo al Toledo fruto de un instante de genialidad. Como un grande entre los grandes.