La bandera de Castilla-La Mancha, aderezada con una imagen del Quijote, irá al espacio. Así lo asegura el aventurero talaverano (qué tendrá esta ciudad con el deporte y la aventura) Eduardo Lurueña, el primer español que viajará a aquel confín solo poblado por satélites, naves espaciales y polvo interestelar -posiblemente, si no hay contraorden de última hora, este mismo verano.
Lurueña tiene muy claro que la llevará sí o sí. Y una o dos. Ya lo ha comentado con el Gobierno de Castilla-La Mancha, que ha dicho que le parece bien, solo que Lurueña espera su patrocinio, el cual iría acompañado de una presentación oficial de la idea.
«Sería muy bonito. Si cuento con el patrocinio de la Junta mejor, pero en todo caso, la llevará sí o sí», avanza este deportista y aventurero.
Lurueña baraja dos posibilidades. Él prefiere la primera: llevar la bandera, abrirla y dejarla en el espacio a fin de que orbite «para los restos» (no sabe aún si esta opción es posible). La segunda opción pasa por abrir la bandera y presentarla él, ataviado con el traje especial, en el interior de la cabina ante las cámaras. Y traerla a tierra para que sea exhibida como símbolo de la efemérides una vez concluido el viaje.
Si la organización lo permite y fuera posible -ya que los viajeros deben portar al espacio el mínimo posible de peso-, Lurueña se llevaría dos banderas, una para dejarla en el espacio y la otra para retonarla a casa.
Lurueña avanza que del 26 al 29 de marzo van a tener lugar en el desierto de Mojave los últimos vuelos de prueba con el objeto de ponerlo todo a punto para que un avión propulsado con un cohete se convierta en una nave espacial que acabará orbitando a 100 kilómetros de la tierra tras un viaje en el que el vehículo alcanzará los 3.500 kilómetros por hora.
¿Vértigo? Lurueña prefiere no pensarlo.