Mario, un joven toledano de 16 años, tiene que luchar a diario contra la Ataxia de Friedreich, una enfermedad neurodegenerativa que le tiene sentado en una silla de ruedas y que le obliga –a él y a su familia- a batallar constantemente con esta discapacidad motórica. Es la más importante pero no es la única lucha a la que tiene que hacer frente ya que en su instituto, el IES «Alonso de Covarrubias» de Torrijos, la falta de un ascensor limita mucho su acceso a la educación.
Viendo las dificultades por las que tiene que pasar Mario, uno de sus compañeros ha iniciado una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org. La solidaridad no ha tardado en llegar y, de las 2.500 firmas que solicita, ya lleva más de 1.500.
Esta inciativa tiene lugar después de numerosas reclamaciones para que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha dote a este centro de un ascensor y lo instale en el hueco que ya se construyó para este fin en los años 80 cuando se levantó el instituto. Tanto los padres de Mario como el AMPA y la dirección llevan cinco años -el tiempo que lleva Mario estudiando allí- enviando informes a la Consejería de Educación, remitiendo escritos, haciendo llamadas… Y todo para recibir siempre la misma respuesta: que la administración pública no tiene dinero.
Mientras tanto, este joven ve cómo no puede ir como un alumno más a la biblioteca, a los laboratorios, a la sala de audiovisuales… aulas que se encuentran en pisos superiores. Su madre, Ana, -que no oculta su indignación- señala que «se le está limitando a la hora de acceder a estudios básicos», y no solo eso, sino que se le está condenando a un aislamiento mientras el resto desarrolla actividades que él no puede.
Ahora ha sido un compañero el que, cansado de ver cómo la madre de Mario y la auxiliar técnico educativa le subían en brazos por las escaleras y como lo han tenido que dejar de hacer porque ya no soportan su peso- ha dado el paso de abrir esta petición en Change.org. Cuenta, no obstante, con la solidaridad de los otros alumnos -quienes están preparando una gran pancarta-, de la asociación de madres y padres, de los profesores, de la dirección del centro y hasta del propio Ayuntamiento. Ana afirma que «todo el mundo se ha volcado con él».
Tras el cambio de gobierno en la Junta de Comunidades, tanto los padres como el AMPA solicitarán una reunión con la consejera de Educación, Reyes Estévez, para exponerle el problema y que tome cartas en el asunto. La madre sabe que tal vez el ascensor nunca llegue a tiempo para Mario -le quedan dos cursos para terminar sus estudios en el IES «Alonso Covarrubias»- pero, «si al menos esto sirve para que otros chicos con discapacidad no se encuentren con el mismo problema, nos daremos por satisfechos».
A Mario le diagnosticaron Ataxia de Friedreich con tan solo ocho años. Esta enfermedad provoca, de manera imparable, una pérdida progresiva de muchas de las funciones necesarias para una autonomía personal: pérdida de sensibilidad, descoordinación en los movimientos, escoliosis… En él la enfermedad ha avanzado rápidamente y a los 10 años ya estaba en una silla de ruedas. A pesar de ello y de que «nuestro día a día es muy duro», es un chaval con muchas ganas de hacer cosas; es, como le define su madre, «un luchador» y un joven inteligente que obtiene muy buenas notas y que quiere hacer la carrera de Biología.