Algunos de ellos fueron asesinados, otros encarcelados e incluso algunos tuvieron que exiliarse. Se trata de los sacerdotes que mantuvieron su respaldo a la Segunda República y que fueron objeto de represalias durante la Guerra Civil y la posguerra. Ahora, un grupo de investigadores ha rescatado su memoria en el libro «Otra Iglesia. Clero disidente durante la Segunda República y la Guerra Civil», publicado por la editorial Trea. Entre los protagonistas, un cura de Toledo. Sin embargo, hay más ejemplos que no se incluyen en esta primera publicación, pero que Encastillalamancha ha podido conocer de mano del profesor de Historia del Instituto Teológico de Toledo, Miguel Ángel Dionisio Vivas.
Régulo Martínez junto a Federica Montseny (a su derecha). Foto: entreclioypistis.
Régulo y Ambrosio, dos curas republicanos de Castilla-La Mancha que ahora son objeto de estudio. El primero, de Cazalegas (Toledo) y el segundo, de Valdearenas (Guadalajara). Régulo, hijo del médico del pueblo; Ambrosio, de un labrador. Tanto uno como otro, críticos con la desigualdad social de su época optaron por el republicanismo como la mejor solución, lo que le valió la cárcel al primero y el exilio al segundo.
Una vez ordenado sacerdote, a Régulo le destinarán a un pueblo de Guadalajara, donde montará un sindicato agrario. Indignado con la usura, se ganaría como principales enemigos a los caciques locales que le denunciarían ante el propio Arzobispo de Toledo asegurando que estaba «adscrito al socialismo».
Se le vinculó a la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas, movimiento del que llegó a ser presidente, luego a Acción Republicana y, posteriormente, a la Izquierda Republicana.
Aseguran que tenía mucha relación con Manuel Azaña. De hecho, la investigación que se ha realizado desvela que llegó incluso a viajar a París para pedirle precisamente a Azaña que «interpusiera su valimiento ante los Gobiernos de Francia e Inglaterra para que intervinieran de cara a poder concluir la guerra con las mejores condiciones posibles para los vencidos».
Ya en España le acusarían de su responsabilidad a la hora de crear los tribunales populares y de su relación con el asesinato de un hermano de Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco.
A partir de ese momento, viviría encarcelado, pero continuaría fiel a sus ideales. En su blog, http://entreclioypistis.blogspot.com.es, el profesor Miguel Ángel Dionisio Vivas cuenta como una vez que salió de la cárcel, y con el fin del Franquismo más cerca, Régulo mantuvo contacto con el gobierno republicano en el exilio.
DE CASTILLA-LA MANCHA A MÉXICO
De cura a miliciano para exiliarse finalmente. Es la historia del otro sacerdote republicano de Castilla-La Mancha, Ambrosio Ayuso. En este segundo caso, la investigación está en los inicios, pero se sabe que fue párroco en la provincia de Guadalajara.
Tras la sublevación militar, Ambrosio se incorporaría al ejército republicano, si bien la versión oficial de la Diócesis de Toledo fue que «huyó de la feligresía». Durante esta etapa, si se le presentaba la ocasión, ejercería el ministerio sacerdotal. De hecho, dicen que durante una operación nocturna se encontraron con ocho cadáveres de soldados italianos y Ambrosio «le encomendó a Dios el alma de los muertos».
Tuvo que exiliarse. Primero en Francia y después en México, ahí es donde pierden los historiadores su pista, aunque saben algún dato curioso como, por ejemplo, que declaró que en 1936 sus ingresos eran de 2.000 pesetas al año.
El libro recién publicado, «Otra Iglesia. Clero disidente durante la Segunda República y la Guerra Civil», recoge 10 perfiles biográficos entre los que se incluye el de sacerdote toledano. Como explicaba a Encastillalamancha el profesor Miguel Ángel Dionisio, éste es el inicio de un proyecto más amplio donde se incluye la historia de Ambrosio.
El libro ha sido coordinado por el catedrático emérito de la Universidad de Alcalá Feliciano Montero y los historiadores Antonio César Moreno y Marisa Tezanos. En él han participado el teólogo Luis Carlos Gutiérrez, la profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero, el profesor de la Universidad de Vigo José Ramón Rodríguez Lago y los historiadores Miguel Ángel Dionisio, Luisa Marco y Enrique Orsi.