Desde Cabañas de la Sagra (Toledo), la responsable de Recursos Humanos de Industrias Metálicas Integralia, Catalina Carrasco, tiene su teléfono disponible las 24 horas del día para estar pendiente de sus compañeros que se encuentran en Haití reconstruyendo el hospital de la capital, Puerto Príncipe, una labor nada sencilla en uno de los países más pobres del mundo e inmerso, actualmente, en una grave crisis política.
El ingenierio toledano Gregorio Monzón junto a un niño haitiano.
Liderados por el ingeniero industrial toledano de 28 años Gregorio Monzón, un equipo de 12 españoles y siete haitianos lleva nueve meses levantando la estructura metálica del hospital, que quedó totalmente destrozado tras el terremoto de 2010. El testimonio que llega desde allí da cuenta de que este proyecto trasciende lo puramente empresarial y toca de lleno la faceta humana: «Esta gente necesita mucha ayuda y nosotros vamos a proporcionarles un lugar para sanarse y recuperarse», indica Gregorio en un reportaje publicado en la web de Integralia, quien lamenta lo lento que va todo en Haití y lo devastado que continúa estando a pesar de que hayan pasado ya seis años desde el seísmo.
Esta faceta humana y solidaria también se traduce en la formación que están ofreciendo a los siete haitianos que tienen en nómina, «personas que prácticamente viven en la calle y que hasta ahora apenas tenían para comer», comentaba Catalina, quien ha tenido la oportunidad de viajar a la isla para apoyar la labor de sus compañeros y asistir a la recepción que hizo el embajador de España a las empresas nacionales allí instaladas.
Cuenta que son muy pocas las firmas españolas con presencia en Haití, «la mayoría son ONG». La pobreza, la situación política (tras unas elecciones en las que hubo denuncias de fraude hay un gran vacío de poder) y la inseguridad lo convierten en un lugar caótico en el que los trabajadores de Integralia deben moverse siempre con chófer y estar en zonas protegidas. «Me cuentan que es raro el día que, de camino a la obra, no se encuentran con un cadáver», narra Catalina. Los niños pidiendo y la gente viviendo literalmente en la calle, sin empleo y buscando que llevarse a la boca, son escenas demasiado cotidianas.
Tal y como pudo comprobar en su visita, «Haití continúa desolado por el terremeto, apenas se ha hecho nada. Prueba de ello es que nosotros, seis años después, estamos reconstruyendo una infraestructura básica».
Para el equipo de Industrias Metálicas Integralia, tanto para los que están en Haití como para los que les apoyan desde Toledo, este proyecto -que concluirá a finales de julio o principios de agosto- «es un reto» que afrontan con orgullo y satisfacción por la importancia de la labor que están acometiendo y por la formación que están ofreciendo a los trabajadores locales, «quienes se están cualificando para tener una manera de ganarse la vida y mejorar sus condiciones».
Equipo de Industrias Metálicas Integralia en Haití.