Lorenzo sufre una encefalopatía hipóxico-isquémica y tiene un 75 por 100 de discapacidad, es decir, Lorenzo, a sus seis años, no puede hacer nada solo, ni comer, ni andar… Una enfermedad que sufre desde que nació. Ahora, sus padres se han movilizado para recaudar fondos a través de la recogida de tapones de plástico y, poder así, costear los equipos ortopédicos que necesita el pequeño Lorenzo para su día a día.
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Encarna Muñoz se quedó embarazada a los 45 años de su segundo hijo. Durante el embarazo se sometió a todas las pruebas que los médicos le recomendaban hacerse para saber si su pequeño estaba sano. Así se lo confirmaban una tras otra.
«El 19 de marzo me puse de parto», recuerda para Encastillalamancha Encarna, quien explica que ese día no dio a luz, sino que sería a la siguiente semana.
Pero a Lorenzo «le faltó oxígeno» y… la vida de Encarna y la de toda la familia cambio radicalmente. El pequeño sufre una encefalopatía hipóxico-isquémica y tiene un 75 por 100 de discapacidad. Los cuidados que necesitan son diarios, a lo que se suma que ahora necesita aparatos ortopédicos porque «no se mantiene en pie, está siempre sentado, la cabeza tampoco la sostiene», explicaba su madre a Encastillalamancha.
Una tarde hablando con el alcalde del municipio, pero «hablando como un vecino, no como alcalde», le contaron su situación y él les dio todo su apoyo para cualquier iniciativa que quisieran poner en marcha. Surgió la posibilidad de los tapones y se pusieron manos a la obra.
«A la semana tenía ya tapones en casa», recuerda Encarna quien agradece el apoyo que siempre han mostrado sus vecinos con Lorenzo.
No solo Yunquera de Henares (Guadalajara) se volcó con el pequeño Lorenzo, sino todos los pueblos de la comarca y de la provincia querían ayudar a Lorenzo, cuya historia quedaba reflejada en un cartel que repartieron por diversos establecimientos.
En formato de carta y en primera persona, como si el mismo Lorenzo lo contase, se explicaba que «para poder ponerme en pie necesito un bipedestador que fortalezca mis piernas y me ayude a mover los brazos. Para evitar que me golpee cuando mis padres me asean necesito una hamaca ortopédica para la bañera. Debido a que no puedo masticar, necesito cereales para bebé. Como tengo un problema de estómago, necesito comer potitos. Necesito utilizar pañales de por vida. Para mi rehabilitación necesito un tratamiento diario de gimnasio y en un futuro no muy lejano también necesitaré una adaptación en mi vivienda. ¡Os necesito! Podéis ayudarme a adquirir todo lo necesario para mi supervivencia haciéndome llegar tapones de los envases de plástico».
La solidaridad de los vecinos ha quedado patente en los seis camiones que ya han enviado de tapones y que les han permitido pagar una parte del bipedestador, de los 7.000 euros que vale han dado ya 3.000.
«El objetivo final es hacerle la habitación adaptada», pero Encarna va paso a paso, poco a poco, es consciente desde el minuto uno de que «mi hijo era un niño especial y me necesitaba».
Tapones de plástico que están haciendo la vida más cómoda a Lorenzo que, aunque no habla, «entiende perfectamente todo» y su mejor respuesta siempre es «su sonrisa».
Si quieren colaborar con esta familia guadalajareña lo pueden hacer a través de Seur, la fundación colabora con ellos en la recogida de los tapones.