La historia se la contamos el pasado 23 de enero. Y la titulamos así: «Elena y Jesús, ambos con parálisis cerebral, sólo piden una oportunidad». Una pareja entrañable. Hablamos con ella, que fue quien nos contó la situación que atravesaban. Lo cierto es que estaba triste. O, más que eso, quizás angustiada.
Un mes y medio después, su situación ha cambiado y Elena y Jesús sonríen. Están felices, él ha encontrado un trabajo al que aferrarse, pero antes de entrar de lleno en la buena nueva, recordemos lo que ese día de San Ildefonso les transmitimos.
El reportaje que publicamos en encastillalamancha.es comenzaba de la siguiente forma:
«Esta no es una historia cualquiera de un matrimonio de parados que vive en Toledo, tan al uso por desgracia en esta era de crisis global que parece que nunca va a tener fin.
Ni siquiera es una historia por la cual, cuando usted termine de leer estas líneas, podamos decir que sea triste, porque sus protagonistas, ni quien lo escribe, pretenden en ningún momento dar pena. Nada más lejos de la realidad, porque les aseguro que es todo lo contrario.
Aunque en las palabras de Elena y en los silencios de Jesús haya tristeza. Que, por supuesto, no la vamos a ocultar.
Pero no porque ninguno de ellos no tenga trabajo al que aferrarse. Que no lo tienen. Tampoco porque ambos sufran (aunque no sé si ése es el verbo correcto) parálisis cerebral, en un 75 por 100 ella, en un 85 por 100 él.
Que no, que no…».
El mensaje que nos transmitió entonces Elena era que ellos, efectivamente, entendían los recortes de la administración, pero… La clave de esta historia es que Jesús, un más que digno y afanoso trabajador de la limpieza en la Delegación Provincial de Sanidad de Toledo, había sido despedido en octubre de 2012. ¿Por qué? Era interino.
Pero… Esa clave a la que nos referíamos nos la dio ella: «Nosotros entendemos los recortes, pero para una persona con una discapacidad tan elevada no es tan fácil encontrar trabajo». Era, en definitiva, una mera cuestión de oportunidades. No había más. Porque, decíamos en ese mismo reportaje, «nunca podrá ser lo mismo que, en igualdad de requisitos exigidos, Elena o Jesús puedan optar a un trabajo antes que usted. O que yo. Jamás».
LA VIDA VUELVE A GIRAR DE FORMA INESPERADA… ¡Y SATISFACTORIA!
Bien, pues un mes y medio después, la vida de Elena y de Jesús ha vuelto a dar un nuevo giro, pero esta vez muy satisfactorio.
De hecho, la propia Elena confirmaba a encastillalamancha.es, emocionada y contenta, que Jesús ha encontrado un trabajo en el colegio público Santa Teresa, en la capital regional, para hacer diversas labores, entre ellas las de limpieza. Ha sido contratado por la empresa concesionaria de limpieza municipal, que depende del Ayuntamiento de Toledo.
Le han asegurado un contrato por un período de un año y durante cinco horas cada día. Comenzó el 1 de marzo y… «¡¡¡Estamos contentísimos!!!», nos contaba Elena. De ocho de la mañana a cinco de la tarde… «¡Y no sé qué más decir!», recalcaba.
«¡Ah, sí… Pon, por favor, que encastillalamancha.es fue el primer medio de comunicación que apostó por nuestra historia, para nosotros ha sido muy importante». Dicho y hecho.