La muerte de cuatro jubilados en apenas una semana en Castilla-La Mancha, en accidentes ocurridos al volcar los tractores que conducían, ha levantado la voz de alerta sobre la situación de estas personas, cuya baja pensión les hace seguir trabajando en labores del campo para poder mantener a sus familias.
Entre los días 17 y 24 de este mes cuatro hombres de 65 a 81 años han perdido la vida por el mismo motivo: el vuelco del tractor que conducían en carreteras o caminos de Caudete (Albacete), Los Navalmorales (Toledo), Minglanilla (Cuenca) y Villarrubia de Santiago (Toledo).
El secretario general de Asaja en Castilla-La Mancha, José María Fresneda, y la secretaria regional de Salud Laboral de CCOO en la región, Raquel Payo, han reflexionado, a preguntas de Efe, sobre esta situación y han coincidido en que la pensión que reciben los jubilados del campo -entre 500 y 600 euros- les obliga a seguir vinculados a las tareas agrícolas para mantener a sus familias.
Después de lamentar «profundamente» las muerte de estos hombres, algunos de ellos asociados de Asaja, y trasladar el pésame a las familias, Fresneda ha asegurado: «es evidente que la gente que se jubila sigue yendo a trabajar. ¿Por qué? porque tiene unas pensiones muy bajas y tienen que hacerlo necesariamente. ¡Qué más quisieran ellos que poder descansar después de tantos años trabajando!».
Ha dejado claro que con lo que recibe un agricultor no puede atender sus necesidades y las de su familia, incluidas en este momento las de hijos que se hayan quedado sin trabajo.
Asaja lleva años planteando para Castilla-La Mancha un plan de pensiones que podría ser similar al que existe en Castilla y León, donde el Gobierno autonómico tiene acuerdos con entidades financieras y el agricultor, al llegar a la jubilación, cede sus tierras a una persona más joven a cambio de una aportación -de la Junta y de la entidad- que hace que su pensión sea algo mayor.
Esta opción también permitiría que los jóvenes se pudieran incorporar a la agricultura, algo que está resultando «muy complicado» incluso en un momento en que muchos están regresando a sus municipios porque se han quedado sin trabajo.
Lo que persigue Asaja es que se ponga en marcha «algún instrumento» que permita a estos trabajadores de setenta e incluso ochenta años poder descansar y no seguir en las tareas del campo.
Por su parte, Raquel Payo también ha mostrado su «tristeza tremenda» por estas muertes y ha recordado el poema ‘El niño yuntero’ de Miguel Hernández: «han sido niños yunteros, han cultivado el campo hasta la extenuación y ahora, a su edad, no pueden permitirse abandonarlo».
Payo se ha referido a las «bajísimas» pensiones que tiene este colectivo, que no les da para pagar jornales y que sean otros los que trabajen unas tierras que, por otra parte, tampoco son tan productivas como para mantener empleos.
En su opinión, es «dramático» que la sociedad actual no sea «capaz» de garantizar una vejez acomodada y una pensión digna a unas personas «que han trabajado sin descanso y se han dejado la piel en las tierras de Castilla-La Mancha».
Raquel Payo ha dejado claro que los cuatro hombres que han fallecido esta semana en accidentes con el tractor en Castilla-La Mancha «no han cogido el tractor por hacerse los valientes, sino por necesidad».
Por su parte, fuentes de la Consejería de Agricultura han avanzado a Efe que se abordará este problema con las organizaciones agrarias para analizar si se trata de un tema puntual o, en su caso, se puede encontrar una solución.