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El más amplio humedal continental de Europa 02/02/2015junio 8th, 2017

Tras una «enfermedad crónica» que a punto estuvo de sentenciar su muerte, «la naturaleza da hoy una segunda oportunidad» a las Tablas de Daimiel, cargadas de agua y de vigor para enfrentarse, según el director del Parque Nacional, Carlos Ruiz, a otra temida amenaza, la contaminación.

Con más de 400.000 hectáreas y 75 lagunas, la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda constituye el más amplio humedal continental de toda Europa, con uno de sus buques insignias en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.


Décadas de desecación, de conversión en regadío, de sobreexplotación del acuífero, de ausencia de inversiones básicas y de proliferación de industrias, entre otros factores, provocaron en el año 2009 la autocombustión de las turbas, que a punto estuvo de originar un incendio generalizado del subsuelo y con él la desaparición total del humedal.

Pero las lluvias llegaron, también el control de las extracciones para la agricultura, y con ellas la asombrosa e inesperada inundación del parque; «es como si la naturaleza nos hubiera dado una segunda oportunidad», ha explicado a EFE su director.

«Vivimos un momento dulce y muy esperanzador, hemos visto el resurgir de un río y llevamos cinco años de inundación natural del Parque -ha reconocido- aunque existe una derivada que hay que poner encima de la mesa, que es el problema de contaminación del agua, que está impidiendo la recuperación ambiental de las Tablas».

Y es que, el ecosistema acuático del parque «no acaba de funcionar», y es recurrente el foco de contaminación que entra por los ríos Guadiana y Cigüela, proveniente de las poblaciones de la zona, de las industrias y las almazaras.

Una buena gestión salvó en su día el humedal, pero «no hay garantía de continuidad si no se acometen nuevas medidas y se trabaja para concienciar, sobre todo a las industrias agroalimentarias de la zona».

Carlos Ruiz no oculta su inquietud al comprobar que cada año vienen menos aves; «los últimos censos reflejan una situación muy precaria», sólo unas 5.000 cuando no hace ni un lustro sobrepasaban las 10.000.

Las aves no paran en las Tablas porque la contaminación ha hecho desaparecer las praderas de ovas que sirven a muchas especies -como el pato colorado- de base alimenticia, además de oxigenar el agua y fijar el sedimento; esta vegetación subacuática es «uno de los mejores bioindicadores» de la situación real del Parque.

Y el aumento alarmante de peces -fundamentalmente carpas- en las aguas poco profundas de las tablas son un problema añadido, ya que se alimentan igualmente de ovas, por lo que la dirección del Parque Nacional ha decidido acometer a lo largo de este año tareas de «despesque».

Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Interés Comunitario (LIC), este humedal semiárido constituye el último exponente de lo que se denomina tablas fluviales, un ecosistema formado a partir del desbordamiento de ríos en su tramo medio gracias a la escasez de pendientes.

Las Tablas se forman en la confluencia de dos ríos de distinta naturaleza: el Cigüela, estacional y salobre, y el Guadiana, permanente y de agua dulce, lo que las convierte en un paraíso para diferentes especies de flora y fauna.

En el año 2014 se llevó a cabo su última ampliación, que sumó al área protegida otras 1.102 hectáreas de encinar sobre calizas con su correspondiente sotobosque de matorral, tomillar y pastizal, hasta el total de 3.030 hectáreas que ocupa en la actualidad.

La adquisición de fincas por parte del Organismo Autónomo Parques Nacionales permite de esta manera la restauración forestal y el mantenimiento de ecosistemas típicos del Parque: manchas de monte mediterráneo, dunas y dehesas.

Y logra reducir las extracciones en el entorno inmediato de las Tablas al adquirir a su vez los derechos del agua; así, «cuando el agua llega a las Tablas dura más tiempo porque las extracciones son menores», ha explicado Carlos Ruiz.

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