En la Universidad de Castilla-La Mancha también salen al paso para defender al Tajo y alertar «sobre la situación límite que sufre el río». Desde el Grupo de Investigación del Tajo de la UCLM piensan que «las espumas presentes en el río el pasado día 15 de octubre a su paso por Toledo son la punta del iceberg del alto grado de contaminación y de su alterada dinámica fluvial, consecuencias de una gestión no sostenible».
En el Grupo de Investigación del Tajo de la UCLM buscan una posible causa de las espumas del Tajo y dicen que «puede tener diversos orígenes». «Puede ser debida a vertidos industriales puntuales que contengan componentes tensoactivos«, pero hay más hipótesis, como un «origen urbano» y que tampoco se pueden descartar «fuentes antrópicas difusas, con origen en la actividad agrícola«.
Explican que a la espera de conocer los resultados oficiales de los análisis de las muestras recomiendan que «se seleccionen un número representativo de estaciones del Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas (Saica) en la ciudad de Toledo y aguas arriba de la misma en las que se analicen los datos registrados desde al menos 72 horas antes de la formación de la espuma, con el fin de determinar las sustancias que la han provocado y así poder contribuir a identificar la fuente o fuentes responsables».
Desde el grupo, del que forman parte los profesores José María Bodoque del Pozo y José Luis Yela García, quieren poner de manifiesto que «este hecho viene a demostrar que el río Tajo se encuentra al límite de sus posibilidades debido al alto grado de contaminación que presentan sus aguas, que es una consecuencia inmediata de una gestión que perpetúa una dinámica fluvial totalmente alterada que no permite, entre otras cosas, el arrastre de sedimentos por la falta de un régimen de caudales ecológicos real y adecuado». Terminan explicando que «el estado ecológico del Tajo» es malo todos los días del año, no solo el pasado 15 de octubre y que es consecuencia de la «gestión llevada a cabo en los últimos decenios».