La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) se sitúa entre las de menor productividad docente, aunque escala algunos puestos en el ránking nacional si se evalúa su productividad investigadora y la transferencia tecnológica.
Estos datos se desprenden del estudio U-Ránking 2015 elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA, que recoge una clasificación de las universidades según actividades docentes, de investigación y de innovación y desarrollo tecnológico.
El estudio indica que las universidades públicas dominan los resultados en productividad investigadora y en transferencia tecnológica del sistema universitario español, mientras que las privadas sobresalen en docencia, lo que demuestra la heterogeneidad de los campus.
La Universidad Autónoma de Barcelona (1,9 puntos) y la Politécnica de Cataluña (1,7), ambas públicas, lideran el ránking en productividad investigadora, y las universidades de Deusto y Navarra (ambas con 1,4 puntos y privadas), sobresalen en docencia.
Además, la Politécnica de Cataluña (3,1 puntos) y la Politécnica de Valencia (3) están en primera línea de transferencia tecnológica.
No obstante, en cuanto a productividad en general, este ránking está encabezado por la Universidad Pompeu Fabra (1,5 puntos), seguida por la Carlos III, Autónoma de Barcelona, Politécnica de Cataluña y Politécnica de Valencia (todas con 1,4 puntos).
Y en cuanto al volumen de resultados, en general, sobresale la Universidad Complutense (4,4 puntos), seguida por la Universidad de Barcelona (3,8) y la Universidad de Granada (3,2).
La UCLM se sitúa entre los últimos puestos en productividad docente (0,8 puntos), pero mejora su clasificación evaluando la productividad investigadora y la transferencia tecnológica (ambas con 0,9 puntos).
La tercera edición del U-Ránking, que aporta al estudiante información para hacer una selección personalizada de centros, cubre el 95 por 100 del sistema universitario y señala que Cataluña, Navarra, Cantabria, Comunidad Valenciana, Madrid y Baleares ocupan, por este orden, los primeros puestos en productividad de los sistemas universitarios por comunidades.
Por el contrario, La Rioja, Extremadura y Canarias representan las regiones con menor productividad en sus sistemas universitarios.
Los campus han mantenido la productividad del año anterior, pero un tercio de las universidades «ha empeorado ligeramente» en volumen de resultados debido a «la caída de recursos humanos y financieros», en especial para I+D+i, según este estudio.
Francisco Pérez, director del trabajo y catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, ha recordado que en el período 2010-13 se ha reducido en un 5,8 por 100el personal de las universidades y ha descendido en 600 millones de euros el volumen de recursos.
Ha abogado por una financiación universitaria en base a «resultados» -ahora es por número de alumnos-, teniendo en cuenta que éstos no son a corto plazo.
Pérez ha explicado que el sistema debe tener menos «exceso de oferta» en cuanto a titulaciones con poca demanda en muchos centros y, en cambio, conseguir «más calidad de resultados».
Las universidades «no pueden hacer todas de todo» y tienen que saber, según su capacidad, «ofertar con calidad», ha recalcado.
Pérez ha reiterado la necesidad de que las universidades gocen de una financiación «estable» (en la actualidad los recursos del sistema universitario español suponen el 1,3 por 100 del PIB y la media de la UE está en el 1,4 por 100) para garantizar su sostenibilidad.
Ha añadido que el sistema será sostenible según lo que el país «esté dedicado a dedicar» a las universidades y que, en concreto, el sistema universitario público dependerá del volumen de fondos públicos que reciba.
El profesor Joaquín Aldás, de IVIE, ha comentado las «diferencias» que existen por comunidades, siendo Cataluña la que más destaca en investigación, aunque ha recordado que a veces es el entorno socioeconómico el que «favorece» los vínculos para reforzar la investigación.
Sobre el nuevo real decreto que permite los grados de tres años en lugar de únicamente de cuatro como hasta ahora, Pérez y Aldás han comentado que tiene un aspecto «positivo» en cuanto a la homologación con otros países, pero que puede ser «negativo» si no se acompaña de un sistema de becas que compense las diferencias de precio a la hora de tener que optar el alumnos a estudiar después dos años de máster.
«Habrá que ver cómo se hacen las cosas», ha dicho Aldás.