Cáritas de Castilla-La Mancha atendió a casi 37.900 personas a lo largo de 2017, una cifra algo inferior a la de 2016 aunque, por contra, los recursos económicos invertidos han sido algo superiores, algo que desde la organización y en concreto su presidente regional, Fernando Muñoz, vincula al hecho de que algunos de los colectivos vulnerables se han quedado «anclados en la pobreza».
Muñoz ha dado estos datos durante la presentación en Guadalajara de la Memoria de Cáritas regional, cuyo lema es ‘Tu compromiso mejora la vida», en un acto en el que ha estado acompañado del obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, y del coordinador de Cáritas en Castilla-La Mancha, Amador Casquero, y en el que ha incidido en cómo, sin embargo, «la recuperación económica no ha llegado a los más pobres aún».
El presidente regional de Cáritas ha lamentado en la rueda de prensa ofrecida a los periodistas que los datos sobre el comportamiento de la crisis desvelen que «los que eran ricos se han enriquecido más y los que eran pobres, lo son más», algo que en su opinión se constata no sólo en Cáritas a nivel regional sino a nivel nacional.
En cuanto a los recursos económicos destinados desde esta organización de la Iglesia para poder llevar a cabo cada uno de los programas de atención a los colectivos más vulnerables, han superado los 17.388.000 euros; de ellos, el 59,5 por ciento son propios y privados frente a un 40,5 por ciento públicos.
Entre las necesidades que demandan las personas atendidas por Cáritas en la región, el presidente ha explicado que son muy diversas y van desde ayudas económicas, alimentos, ropa, enseres del hogar o calzado hasta medicamentos, material escolar o alojamiento.
En referencia al perfil que se acerca a Cáritas a pedir ayuda, el presidente regional ha destacado que, en general, son personas «muy olvidadas y empobrecidas, familias con poco o ningún recurso o que viven en hogares donde no entra ningún salario» y ya no tanto personas de nivel medio que habían perdido el trabajo en un momento puntual.
También trabajadores pobres, jóvenes y familias empobrecidas y excluidas, drogodependientes, enfermos crónicos, personas sin hogar, temporeros, inmigrantes, mayores y mujeres y, entre ellos, muchos con «vidas rotas», ha precisado Muñoz.
Cáritas atendió a 1.700 reclusos y exreclusos
Del número total de personas atendidas, casi 5.000 han participado en programas para la inserción del empleo, habiéndolo encontrado cerca de 500; en la misma proporción en programas para personas sin hogar como alojamiento; se ha atendido a unos 1.700 reclusos y ex reclusos, unos 1.300 mayores y a una treintena de personas enfermas del VIH, así como a más de 300 personas más a través del programa de vivienda.
El presidente de Cáritas ha dado las gracias a los voluntarios, socios, donantes, empresas e instituciones que hacen posible que esta organización pueda seguir prestando su ayuda a los colectivos más vulnerables.
Por su parte, el obispo ha resaltado en su intervención que «el compromiso para transformar el mundo» pasa por la atención a los colectivos más débiles y frágiles, «los descartados de nuestro tiempo».
En referencia al lema de Cáritas, Rodríguez ha querido incidir en que aunque hablar de compromiso no parece estar de moda porque «suena a trasnochado y poco actual» y es incluso «ir contracorriente», la solidaridad es «empeñarse en el bien común» y eso es lo que hace también esta organización.
En su intervención también ha querido hacer una llamada de atención a la necesidad de crear conciencia en la sociedad de que la responsabilidad de atención a los marginados «no puede quedarse únicamente en los grupos de Cáritas», insistiendo en el lema la organización.
«Hemos de buscar la colaboración de todas las instituciones», ha dicho, tras recordar que Cáritas también tiene una función de denuncia que no debe dejar y que pasa por que «hay responsabilidad en la atención de los necesitados que son competencia de las instituciones públicas» y ha insistido en que los Presupuestos Generales del Estado también deben llegar a atender a las personas marginadas.
Más de 6.000 voluntarios sostienen en la actualidad la labor social de Cáritas en la región, donde hay 2.353 socios y 394 personas contratadas.