Junto a un grupo de turistas extranjeros que escuchan atentamente las indicaciones de su guía, en la plaza de Zocodover de Toledo también se han dado cita alrededor de 20 personas convocadas por la Asociación Provincial de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo (Apanas), la cual ha lanzado una propuesta cultural muy innovadora: rutas guiadas por el Casco Histórico en las que personas con discapacidad narran las leyendas más conocidas de la ciudad.
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El jueves 12 de enero, cinco usuarios de Apanas fueron los encargados en esta primera ruta de explicar, con un lenguaje muy sencillo y adaptado a todos, las fábulas que encierra Toledo en sus calles y plazas.
El recorrido comenzó en Zocodover con la leyenda «Doña Aldonza y Blanca» en la que Paco tomó la palabra ante la atenta mirada de todos. Estuvo días preparándose esta historia que él mismo eligió. De allí se trasladaron todos a la calle Alfileritos donde fue el turno de que Vicky expusiese lo que se cuenta de la Virgen de Alfileritos y de su conocida leyenda. Se la vio preparada, no en vano afirmaba que se había estudiado a conciencia este relato. La siguiente parada la hicieron en la calle Hombre de Palo, donde Valentina habló de Juanelo Turriano y de su famoso invento. «Cuando nos propusieron esta actividad nos pareció muy buena idea y nos animamos muchos», comentaba la propia Valentina, a quien le encanta, además, que haya ido gente de fuera de Apanas a escucharles.
Nerea -con la leyenda de la Virgen del Sagrario en la plaza del Ayuntamiento- y Eva -con la leyenda de Santa Casilda en el Alcázar- completaron esta ruta gratuita a la que se apuntaron, entre otros, Mari Cruz y Mercedes, dos participantes que pusieron en valor la labor realizada por estos guías y la motivación que se desprende de ellos. «Se nota que les gusta que les escuchemos; creo que si la gente se enterase de esta actividad se animarían muchas más personas», comentaba Mercedes a encastillalamancha.es.
Gema Acevedo, pedagoga del centro ocupacional «Virgen del Sagrario» la asociación, ponía de manifiesto el esfuerzo realizado por los miembros de Apanas. Se trata también, tal y como afirmaba, de contribuir a que haya un cambio de mentalidad para que la sociedad se de cuenta de lo que son capaces de hacer estas personas, dándoles la oportunidad de que, por una vez, ellos sean los auténticos protagonistas de iniciativas culturales inclusivas.
El 10 de junio de 1965, un total de 22 familias con hijos con discapacidad se reunieron en el salón de actos de la Casa Sindical de Toledo, invitados por la delegación provincial de Asociaciones del Movimiento, para constituirse en asociación y defender de esta forma los derechos de este colectivo. Ahí nació la Asociación Provincial de Padres con Niños y Adultos Minusválidos. Medio siglo después cuenta con 500 familias afiliadas, 70 trabajadores, 203 usuarios que son atendidos en centros ocupacionales y centros de día, 55 usuarios atendidos en las cuatro viviendas con apoyo y en la residencia, 110 personas que usan su servicio de ocio y tiempo libre y 45 deportistas que forman parte del Club Deportivo Básico.