El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes destinos de naturaleza de interior de España, y a pesar del seco invierno y la ausencia de lluvia esta primavera presentará su mejor imagen, con la práctica totalidad de su superficie inundada de agua.
En las últimas semanas, cientos de aves procedentes de las migraciones estivales han comenzando a llegar del continente africano al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, en el centro peninsular, en busca de los grandes remansos de agua y la abundante vegetación palustre que les permita criar y encontrar abundante comida.
Las aves estivales se suman a las aves sedentarias y forman una de las comunidades de fauna más importantes de la Península Ibérica, hasta congregar a numerosas especies diferentes que se pueden observar durante la visita a este espacio natural.
Ánades, fochas, garzas, porrones, cercetas, limícolas como avocetas, corregimos, cigüeñuelas o chorlitejos o pequeñas aves palustres como el carricerín real, el escribano palustre o el bigotudo, son solo unos ejemplos de aves características, que encuentran su hábitat ideal en este humedal manchego, el último representante del ecosistema de tablas fluviales de España.
A pesar del invierno seco que se ha registrado en España, el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel mantiene 1.470 hectáreas inundadas, algo más del 75 por ciento de su superficie total, lo que está siendo posible por las aportaciones de agua que llegan a través del río Guadiana y los afloramientos procedentes del Acuífero 23.
Jesús Pozuelo, gerente de la empresa Ecodestinos, que ofrece servicios de visitas guiadas en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, ha explicado a Efe que el parque, por tercer año consecutivo, «vive una situación hídrica muy buena» y en contra de lo que se podría pensar por el invierno seco, «su estado es espectacular».
Pozuelo ha comentado que los últimos años de abundantes lluvias aún se dejan sentir en la recuperación de los acuíferos, lo que está teniendo una influencia muy positiva en el parque nacional, hasta tal punto, «que el parque se encuentra en uno de sus mejores momentos de los últimos veinte años».
Los niveles freáticos del Acuífero 23, que abastecía este parque nacional hasta finales de los años 80, han permitido que vuelva a hacerlo, «por lo que estamos teniendo una pre-primavera maravillosa, con un parque que ha consolidando el alimento para las aves y que nos hace pensar en que vamos a tener una espectacular primavera», ha augurado Pozuelo.
Tres años con agua, ha comentado, «ha dispuesto a las aves a volver a encontrar los vínculos directos con Las Tablas que habían desaparecido durante el tiempo en el que se encontraron completamente secas y bajo el fuego de las turbas».
Pozuelo ha asegurado que el agua ha hecho posible que se recupere el alimento básico para muchas de estas especies, lo que las ha hecho afianzarse en el territorio, dando la oportunidad a los miles de turistas que acuden a visitar el parque a disfrutar de su observación.
Ignacio Sánchez, salmantino que estos días se encuentra de visita Las Tablas de Daimiel, ha comentado a Efe que está especialmente sorprendido por el «buen estado» en que se han encontrado el parque.
«La percepción que teníamos era la imagen de la turba ardiendo, porque desde entonces no habíamos vuelto a saber si Las Tablas estaban recuperadas; teníamos miedo de llegar y encontrarnos esto seco», ha señalado, pero en cambio: «lo que hemos encontrado es algo distinto, un espacio con mucho agua, bien conservado y un lugar donde poder ver muchas aves y unos paisajes muy especiales»