Numerosos enclaves de Castilla-La Mancha visten sus pasos para albergar algunas de las citas más atractivas de la Semana Santa de España. No en vano, ciudades como Toledo, Cuenca o Hellín cuentan con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Uno de los destinos con más visitantes y con más arraigo entre sus vecinos es Cuenca, donde la riqueza de las procesiones queda envuelta en la belleza de sus calles, más si estas salen al anochecer. La procesión de La Paz y la Caridad, el Jueves Santo; y las procesiones del Camino del Calvario, en el Calvario y la del Santo Entierro, en Viernes Santo, son los puntos culminantes.
Las miradas de devoción y de interés se agolpan en la madrugada del Viernes Santo en la procesión del Camino del Calvario, conocida como las Turbas, momento en el que se representa la burla que sufrió Jesús camino de la cruz con el estruendo de tambores y clarines, sonidos que contrastan con el absoluto silencio de otros instantes.
Estos días la música tiene en Cuenca un gran protatonismo con la Semana de Música Religiosa, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional y que este año dedica parte de su programación a la conmemoración del IV centenario del Greco. Conciertos, cursos, jornadas y liturgias completan un amplio programa musical.
En la provincia de Cuenca, también vale la pena visitar Tarancón y la representación de la Pasión de Cristo el Sábado Santo.
Hellín, Tobarra, Villarrobledo y Chinchilla de Montearagón ofrecen una ruta excepcional para disfrutar de la Semana Santa albaceteña.
San Vicente Ferrer fue el creador en el siglo XV de la tradición de la tamborada de Hellín. Aquí más de 20.000 personas con túnica negra y pañuelo rojo o capuz negro se agolpan en las calles para dar continuidad a esta ruidosa tradición. A la primera tamborada, la del mediodía del Miércoles Santo, le seguirá la del Viernes de Dolores, así como la del Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección.
Al igual que en Hellín, los tambores solo enmudecerán en Tobarra con motivo de los actos solemnes y más especialmente en uno de los instantes más importantes y al que acuden cada año más de 30.000 personas: en la bendición impartida por la imagen articulada de Jesús Nazareno. Aquí la Semana Santa está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Villarrobledo o Chinchilla de Montearagón enriquecen la Semana Santa de Albacete.
Campo de Criptana, con una Semana Santa que es Fiesta de Interés Turístico Regional; Ciudad Real, con sus 24 hermandades y 34 pasos de gran valor artístico; Guadalajara, con sus nazarenos andando descalzos en esta Fiesta de Interés Turístico Regional; Hiendelaencina, con su fiesta de la Pasión Viviente; Ocaña, con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional; Quintanar de la Orden y la monumentalidad de una Semana Santa que es Fiesta de Interés Turístico Regional; y Talavera, con su Fiesta de Interés Turístico Regional, hacen de Castilla-La Mancha un destino único en estos días.