Todavía quedan algunos románticos a los que les gusta pedir la mano como antaño, como en esa típica escena del novio con la rodilla en el suelo y el anillo en las manos esperando la reacción de su chica durante una cena en un restaurante caro. Aunque no es necesario acudir a un restaurante de lujo para encontrase con una escena como esta. Así lo demuestra la siguiente historia vivida ayer lunes por los trabajadores de Fly Toledo.
La pareja comprometida juanto a un trabajador de la tirolina.
Abrió hace escasos dos meses, pero desde entonces, en los 180 metros de la tirolina del Puente San Martín se han quedado multitud de buenos momentos. El último justo ayer por la mañana.
Según contó a este medio Diego, de la empresa Fly Toledo, hasta la tirolina se acercó ayer lunes una pareja cordobesa que estos días recorría la ciudad de las tres culturas. Él fue el primero en saltar. Tal vez fue la descarga de adrenalina o sensación de liberación del momento lo que le dio el empujón final a la idea que llevaba un tiempo rondando en su cabeza.
Nada más quitarse los arneses de encima, Ernesto se preparó. Se puso de rodillas y sacó la cajita con la alianza. Y esta fue la escena que se encontró su novia, María Dolores, cuando puso los pies sobre la plataforma de madera, después de un emocionante paseo sobre el Tajo. Una proposición de matrimonio a la vieja usanza y al mismo tiempo de lo más original y espontánea.