La mayoría de los castellanomanchegos no renuncia a salir a tomarse una cerveza a pesar de la crisis y esta actividad, igual que los viajes, resiste mejor la caída del consumo que otras como el cine, el teatro o los conciertos, según Cerveceros de España. El «Barómetro de la crisis» elaborado por Quota Research para Cerveceros de España, la entidad que agrupa al sector productor de esta bebida en el país, muestra que el 52 por 100 de los encuestados no ha prescindido de la costumbre de tomar una cerveza, pese a que 9 de cada 10 castellanomanchegos reconocen que el consumo se ha visto afectado por la crisis.
La mayor parte de los encuestados han renunciado como medida de ahorro a ciertos planes de ocio como ir a conciertos (80 por 100), al teatro (79 por 100) o al cine (68 por 100), mientras que menos de la mitad han renunciado a tomar una cerveza, que es la opción de ocio no gratuita que más castellanomanchegos (un 52 por 100) reconocen irrenunciable.
En cuanto a la forma de disfrutar de este «placer» las cifras no dejan duda: mejor si es fuera de casa, en un establecimiento hostelero (el 76 por 100 así lo indica), y si va acompañada de una tapa (77 por 100).
Los datos del barómetro 2012 se han comparado con los de 2009, cuando el sector comprobó que la crisis empezaba a afectar al consumo.
Según esta comparativa, aunque viajar sigue siendo irrenunciable para más de la mitad de los castellanomanchegos (52 por 100), en estos tres años se ha triplicado el número de encuestados cuya economía no les permite irse de vacaciones (42 por 100).
Para ellos, los que se quedan en casa, salir a tomar unas cañas es el plan favorito en un 47 por 100 de los casos, por delante de los viajes de fin de semana (41 por 100) y de las cenas fuera de casa (24 por 100).
Esta costumbre sobrevive también al calor, ya que un 60 por 100 de los encuestados es fiel a las cañas en verano, mientras que abandonan otras actividades como el teatro o los conciertos, que un 95 por 100 considera que no son planes adecuados para esta época del año.
Lo que sí se ha resentido es la asiduidad con que los castellanomanchegos van de cañas, ya que mientras que en 2009 un 58 por 100 salía a tomar el aperitivo una vez por semana ahora lo hace sólo el 43 por 100.