La gran velocidad a la que muta el virus del Sida es la principal barrera que tienen los científicos a la hora de dar con una vacuna preventiva del VIH, que no llegará antes de 5 años, según el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y del Sida del Hospital Clínic de Barcelona, Josep María Gatell.
Gatell, que ha concedido una entrevista a Efe con motivo del IV Congreso Nacional del Grupo de Estudio del Sida (GeSida) celebrado en Toledo, considera que al menos hasta dentro de cinco años no se logrará un remedio para esta enfermedad, la única de las infecciosas que ha de tratarse toda la vida.
Así, del mismo modo que la vacuna de la gripe hay que hacerla nueva cada año por los cambios del virus, la del VIH cambia todavía más rápido y «una vacuna la tendríamos que cambiar cada semana y esto, técnicamente, no es posible», afirma el investigador.
La buena noticia es que este virus, que cambia tanto y tan deprisa, tiene algunas porciones en su composición que son más estables, que no cambian y «se está viendo sí se podrían utilizar las partes estables para obtener una vacuna que no hubiera que renovar cada semana y ya hay algunos datos esperanzadores en este sentido», afirma Gatell.
Otro de los frentes de la investigación está en la vacuna terapéutica, es decir, encontrar una sustancia o un producto químico que consiga que un paciente con Sida no tuviera que tratarse toda la vida.
«El VIH es la única enfermedad infecciosa que tenemos que tratar toda la vida» y ello comporta toxicidad, incomodidades y gasto, lamenta este doctor especialista, quien, no obstante, insiste en que los grupos en investigación del Sida en España están «bien situados», a pesar de la reducción del presupuesto en I+D+i.
Según Gatell, las asignaciones en investigación en general, incluido el Sida, han disminuido en estos años de crisis entre un 15 y un 30 por ciento y esto es una «mala noticia».
Máxime, si se tiene en cuenta que en los últimos diez-doce años España ha hecho una política «muy buena de atraer investigadores españoles y extranjeros» que trabajaban en otros sitios del mundo.
Esta gente se ha establecido aquí, en España, hay programas que cubren «mal que bien» su sueldo y esto quiere decir que «tenemos mucha más gente brillante compitiendo por menos dinero para los proyectos de investigación y esto también es una mala noticia».
Pero, también hay una «buena noticia» y es que el hospital Carlos III de Madrid acaba de «refinanciar» para los próximos cuatro años, con una cuantía muy similar a la de los años anteriores a la crisis, a la Red Española de Investigación en Sida.
«Lo importante -afirma Gatell- es que en los últimos diez años nos hemos puesto al nivel de los países de nuestro entorno y no podemos permitirnos el lujo de perder el tren porque, si lo perdemos, tardaremos treinta años en volver a alcanzarlo y ése es un lujo que no nos podemos permitir».
El Sida sigue siendo un problema en España y la prevalencia se mantiene entre los 2.500 y los 3.000 nuevos contagios anuales, algo «inaceptable» porque es una enfermedad «cuya causa conocemos, sabemos cómo se transmite y sabemos cómo podríamos evitarla», afirma el especialista.
El problema, argumenta el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, no es sólo un problema de información, sino que requiere también un cambio de conducta, aunque cuando se trata de conductas sexuales es «más complicado».
En este sentido explica que como la actividad sexual empieza muy precozmente, entre los 11 y 15 años, la información hay que darla antes de que ésta empiece, porque, «cuando la actividad sexual ha empezado ya es tarde» y, por tanto, la formación hay que darla en la escuela y en las familias antes de que las desgracias ocurran.