Hoy el periodismo se ve amenazado por tres grandes peligros. Uno derivado de la crisis económica, que dificulta la existencia propia de los medios y las condiciones de trabajo de los periodistas. Por otro lado, la enorme politización que impera en los medios de comunicación, cuyas presiones provocan que no siempre se garantice el derecho a la libertad de expresión tal y como establece el artículo 20 de la Constitución española. Y por último, la motivada por la generalización del uso de Internet, que ha cambiado las rutinas de producción y ha sido el causante de que el periodismo pierda el papel de único constructor de la realidad social.
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«El periodismo es el mejor oficio del mundo». Gabriel García Márquez.
El periodismo no pasa por su mejor momento. Las redacciones están adelgazando y las estadísticas lo confirman. Según los últimos datos de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), en el «Informe anual de la profesión periodística 2014», desde el comienzo de la crisis económica en 2008 hasta hoy, 11.875 personas han perdido su empleo en medios de comunicación, 724 puestos más que el año pasado. Además, se han cerrado 364 medios, 80 más que en 2013. No obstante, la presidenta de la APM, Carmen del Riego, asegura que no todos los datos son malos porque «por primera vez, desde el comienzo de la crisis, la pérdida de empleo ha parado».
Una tregua difícil de ver para algunos periodistas que siguen notando cómo, día a día, la profesión pierde adeptos. Con el objetivo de conocer la percepción que los periodistas tienen de la actual situación del sector, encastillalamancha.es ha hablado con algunos de ellos.
«NO DEFENDEMOS NUESTRA PROFESIÓN»
«Cásese con un enterrador, con un pistolero o con un jugador, pero no se case nunca con un periodista, porque no logrará nunca cambiarlo, no logrará sacarlo nunca de su ambiente». («Primera Plana», 1974).
Vivimos una época donde todas las profesiones están sumidas en un bache profundo, con miles de despidos y empresas que echan el cierre y no, precisamente, por vacaciones. Sin lugar a dudas, el periodismo se encuentra entre las más afectadas.
Jesús Espada, periodista de Radio Castilla-La Mancha, dice que «llevo muchos años en el periodismo y nunca he visto una situación tan mala como esta». Opinión que comparte Juan Carlos Santos, periodista de Onda Cero en Toledo y profesor de la asignatura de Radio en la Facultad de Periodismo de Cuenca, quien reflexiona que «la situación es desoladora. Pero es culpa nuestra, porque no hacemos el trabajo que debemos hacer. No defendemos nuestra profesión, no contamos lo que vemos, nos sometemos a directrices que nada tienen que ver con el periodismo».
Sin embargo, Aarón Añover, recién graduado en Periodismo por la Facultad de Cuenca, cree que la profesión está en crisis de «valores y de no saber adaptarse a los nuevos tiempos. Seguimos haciendo periodismo del siglo XVIII, pero en el siglo XXI. Ahora nos toca hacer formatos de acuerdo a lo que exigen los consumidores y al estilo de vida que lleva la sociedad actualmente».
Parece ser que el periodismo se ha topado de lleno con una triple crisis. La económica, que afecta a todo el país; la provocada por la llegada de las nuevas tecnologías y una interna que repercute, directamente, en los cimientos que sustentan la labor periodística. Me refiero a la falta de ética y principios que, para muchos es, sin ninguna duda, la más nociva de todas. No obstante, aunque parecen problemas distintos, forman parte de un mismo proceso.
En este sentido, Antonio Laguna, decano y profesor de la Facultad de Periodismo de Cuenca, afirma que vivimos «una crisis del periodismo pero, sobre todo, de valores cívicos. Por el éxito se superan códigos y se rompen principios, pasando a escribir al dictado, informar al gusto o estructurar el medio en función del padrino bancario de turno». Por otro lado, considera que «la fase digital que acarrea Internet ha consolidado el principio de que informarse es gratis, al igual que ver cine u oír música. A ello hay que sumar la recesión actual, que ha afectado al ingreso fundamental de los medios en los últimos siglos, la publicidad».
Y A LA REALIDAD, QUE LE DEN…
«La ética debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón». Gabriel García Márquez.
El informe de la APM refleja que los ciudadanos confían poco en los periodistas, ya que en una escala del 1 al 10 tienen una nota de un 5,3. Pero, ¿a qué se debe?
Para el 55,9 por 100 de la población, el motivo principal de esta nota son «los intereses políticos de los periodistas y de los medios». Un 37,8 por 100 opina que la culpa la tiene «la falta de independencia». Un 22,4 por 100 achaca esta calificación a «los interés económicos de las empresas en los medios»…. Pero, ¿cómo podemos volver a recuperar la confianza? Wenceslao Montarroso, periodista de deportes en Televisión Ciudad Real, tiene claro que «las empresas se han ido hacia un modelo peligroso y los periodistas hemos sido pasivos y han permitido que imperase ese modelo. Tenemos que hacer bien nuestro trabajo y negarnos a pasar por determinadas puertas para poner al periodismo en el puesto que se merece».
La credibilidad es lo más valioso que tiene un periodista. Sin ella, no somos nada. Sin embargo, Espada estima que «no hay ventas ni publicidad suficiente para ser independientes. Dependemos, sobre todo en las regiones pequeñas como Castilla-La Mancha, de la publicidad institucional y por lo tanto son ellos, los políticos, los que deciden qué quieren que se cuente y qué no, y esto hace que nuestro papel quede relegado a ellos».
Sobre esto, Lidia Yanel, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de Castilla-La Mancha y periodista de la agencia EFE en CLM, expresa que «todos los medios de comunicación, sobre todo los públicos, están sufriendo la incidencia de los poderes públicos y los partidos, que apoyan a esos poderes, para evitar su independencia y tener tintes partidistas. Sucede en toda España y desde la FAPE nos hemos quejado de esto muchísimas veces, hemos pedido que se respete lo que hemos aprobado todos los españoles en la Constitución, que es el artículo 20, donde se habla del derecho a la información».
Asimismo, insiste en que «en otros países se ofrece una información muy ajustada a la realidad sin sesgos, pero aquí eso se está perdiendo. La gente tiene que saber que no somos los periodistas los culpables de esto. Lo que ocurre es que los medios públicos están nombrando a cargos directivos que no son periodistas y, por tanto, no tienen criterios deontológicos y así no se puede hacer buen periodismo».
«El mayor enemigo de la libertad de expresión es el paro». Iñaki Gabilondo.
Actualmente, a muchos periodistas, no a todos, se les identifica con determinados partidos políticos y se deja entrever que hay muy poca distancia entre ambos. Los medios han pasado a ser portavoces de los partidos políticos, y, lo peor, es que nos hemos acostumbrado a que eso sea lo habitual. Añover cree que «a los periódicos y periodistas de nuestro país se les ven demasiado los colores.»
No debemos olvidar nunca que somos un servicio público y tenemos que actuar como tal. No podemos ofrecer a la población una información que no se ajusta a la realidad. En palabras de Montarroso, «en todos los medios siempre habido una línea que uno debe respetar. Cuando uno monta un restaurante puede elaborar la comida como quiera, pero hay leyes sanitarias que debe seguir para garantizar que se cumplen unos requisitos mínimos. Pues en el periodismo, igual».
Como en cualquier otra profesión, el trabajador tiene el deber y la obligación de hacer bien su trabajo. Y así lo manifiesta Esther Soto, periodista en la Cortes de CLM, «no le consentiríamos a un médico que recetara medicamentos que no son buenos para la salud y a un periodista tampoco le podemos aguantar que no haga bien su trabajo».
Siempre debemos recordar la frase que George Orwell nos dejó para la historia. Él decía que «periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques». Pero diariamente en los medios de comunicación es noticia lo que el poder quiere que se publique. Sin embargo, denunciar este tipo de situaciones no es fácil. Espada opina que la situación debe cambiar porque «estamos participando en un engaño y tenemos que acabar con esto. Tomar a la gente por idiota es un problema muy grave de los políticos y desgraciadamente hay medios que están contribuyendo a eso. No nos resignemos a trabajar así, denunciémoslo». Y aunque reconoce que «hacer periodismo digno tiene un precio», anima al colectivo a luchar por ello.
El PERIODISMO ES HOY MÁS NECESARIO QUE NUNCA…
Según la APM, el “formato digital continúa siendo el preferido de los periodistas a la hora de poner en marcha nuevos medios, con un 93,3 por 100 de los encuestados”. Sin embargo, es difícil sacarle rentabilidad a Internet, ya que según estos datos, el 57 por 100 de los medios encuestados tuvieron unos ingresos inferiores a 50.000 euros aunque, como dato positivo, un 29 por 100 de ellos consiguieron superar este listón.
No hay duda de que nos encontramos en un mundo conectado, hasta hace poco desconocido, que demanda nuevos comportamientos y modelos de negocio. La situación actual no es muy prometedora, lo cual no hace sino fortalecer la necesidad de un nuevo modelo de negocio basado en Internet. Sobre esto, Lidia Yanel estima que “mientras la sociedad no sea consciente de que el medio digital tiene que tener unos ingresos para poder pagar la plantilla, no podrá hacer un periodismo rentable. Al igual que se paga por el periódico en papel, hay que pagar por tener acceso a la información a través de internet”.
Además, más del 70 por 100 de los encuestados para el informe consideran que internet favorece la profesión. Sin embargo, no todo el que utiliza blogs o redes sociales es periodista. Un tuitero que publica un suceso en 140 caracteres no es periodista. Un bloguero que cuenta sus chascarrillos y vivencias no es periodista. Es una fuente de información.
Esto lo tiene bien claro Santos, que se niega a pensar que cualquiera pueda ser periodista. “Y para ser periodista, a día de hoy, hay que ir a la facultad”. Es lo mismo que expresa Soto: “Lo primero que tiene que hacer un periodista es formarse y no dejarse comer terreno. Si piensas que cualquiera puede ser periodista es que no sabes lo que es ser periodista. Lanzamos mensajes que influyen en la vida de las personas y no podemos dejar nuestro trabajo en manos de cualquiera”. En este aspecto, Espada es tajante: “Si tienes el título eres periodista y si no, no lo eres”.
Porque como dice José Luis Orihuela, “buscar información, filtrarla, contrastarla, editarla y publicarla decidiendo acerca de su relevancia, oportunidad e interés era hasta ayer una facultad exclusiva de nuestra profesión y hoy parece la descripción de las funciones de un portal de Internet”. En suma, Natalia Ortiz, periodista en paro, señala que “al igual que un cirujano no puede operar sin tener la carrera o no puede estar en el Colegio de Médicos, el trabajo de un periodista debe llevar las mismas normas”. Y, sobre todo, no olvidemos nunca que sin periodistas, no hay periodismo; y sin periodismo, no hay democracia.
SACAR A LA CALLE LA FACULTAD DE PERIODISMO
«Los ciudadanos delegan en unos profesionales, llamados periodistas, la tarea de codificar y organizar los acontecimientos de actualidad, para formar con ellos noticias y comentarios (…) Esta tarea requiere unos determinados conocimientos técnicos, una sabiduría técnica especializada propia de expertos (…)». José Luis Martínez Albertos, en su libro «El lenguaje periodístico. Estudios sobre el mensaje y la producción de textos».
Cuenca, la Ciudad de las Casas Colgadas, que no colgantes, ha sido la encargada de empadronar la primera y única Facultad de Periodismo de Castilla-La Mancha. El edificio abrió sus puertas en 2010 y el pasado mes de mayo graduó a su primera promoción. El decano Laguna asegura que «cuenta con buenos profesionales del mundo de la comunicación y de la práctica del periodismo, que posibilitan la conjunción y la suma de ambos saberes».
51 alumnos se graduaron hace pocos meses y ya se están comenzando a tejer los preparativos de la segunda. De los alumnos, Laguna piensa que «conocen por igual la vida de Pulitzer o cómo poner en práctica en nuestro medio de comunicación, El Observador, el principio del I make news«. En este sentido, teniendo en cuenta que la mayor parte de la enseñanza periodística se realiza en las aulas, Santos es partidario de «sacar la facultad a la calle para que los alumnos vean la realidad que hay fuera».
Asimismo, Añover asegura que en Cuenca ha tenido profesores muy buenos y «aunque algunos no hayan ejercido la profesión, la mayoría de ellos tienen un conocimiento del sistema mediático español muy complejo, con visiones muy interesantes».
Sin embargo, aunque la apertura de una nueva facultad sea una buena noticia, Yanel expresa que «hay demasiadas facultades de periodismo y muchos nuevos titulados para muy poco trabajo». Pero confiesa que «ahora los periodistas están preparados para realizar cualquier trabajo relacionado con la comunicación, aunque en muchas ocasiones no sea el más deseado».
YA SOY PERIODISTA… ¿AHORA QUÉ?
«Debemos aprender a ser humildes y nunca dejar de aprender. Si se apaga el entusiasmo por aprender se seca el fuego interno. Y si no se prepara uno, se marchita ese entusiasmo. La llama interna no puede descuidarse». Ryszard Kapuscinski.
Cuatro o cinco años de carrera, un máster, algún curso de formación y, por supuesto, el inglés. Cada año se gradúan cerca de 3.000 periodistas. Pero muy pocos consiguen ejercerlo y quien lo hace se somete a duras condiciones laborales que implican muchas horas de trabajo por muy poco dinero.
800 PALABRAS POR MENOS DE UN EURO
En 2011, una periodista denunció una oferta de empleo que había recibido. El trabajo consistía en escribir un artículo de 800 palabras mínimo por el módico precio de 0.75 euros. De modo que para ganar 300 euros tendría que escribir 400 artículos. A raíz de esta información empezaron a salir a la luz otras ofertas similares. Aunque lo parezcan, no son casos aislados. Estas situaciones y la falta de oportunidades merman los sueños de los recién graduados.
En este sentido Añover reconocer que «empecé muy ilusionado, como todos. Pensaba que iba a descubrir el caso Watergate español. Pero al acabar la carrera te topas con la realidad y empiezas abandonar tu sueño y a explorar otras vías para poder salir adelante». Para Ortiz, «actualmente es prácticamente imposible encontrar un contrato de trabajo fijo». A pesar de las dificultades apostilla que «las nuevas generaciones de periodistas tenemos que luchar por lo que nos gusta, movernos, leer, aprender, escribir en los medios que sean por el sueldo que sea porque, en realidad, lo que importa es lo que aprendes y aportas».
Sin embargo, hagamos caso del refrán popular que nos aconseja «no perder la esperanza». Puestos a ser positivos, siempre recordaré las palabras que la periodista Sonia Blanco me dijo en una entrevista. Ella confía en que «siempre hay trabajo para los buenos profesionales. Ahora está más difícil, pero la crisis pasará, y si eres un buen profesional, versátil y delicado al final encontrarás tu hueco». Y como dice Laguna, «más allá del impacto de las nuevas tecnologías, el futuro del periodismo es más seguro y prometedor que nunca».