El Instituto Geológico Minero de España (IGME) estima que a mediados de mayo o principios de junio el agua podría volver a manar en los Ojos del Guadiana, lugar donde popularmente se consideraba que nacía el nuevo río Guadiana y del que el agua dejó de aflorar a la superficie en 1984.
Miguel Mejías, jefe de Área de Infraestructura Hidrogeológica del IGME, ha asegurado a Efe que las abundantes precipitaciones registradas en los últimos años han favorecido una recuperación «espectacular» de la unidad hidrogeológica Mancha Occidental, conocido anteriormente como Acuífero 23, el gran embalse subterráneo del centro peninsular.
Mejías lleva años estudiando la zona y hace pocos días ha participado en un trabajo de campo en el río Guadiana.
Allí ha observado la aparición de nuevos ojos en puntos cada vez más próximos a los ojos tradicionales, donde la topografía corta el nivel regional del acuífero, lo que hace prever que en las próximas semanas se podría observar los primeros encharcamientos en la zona que tradicionalmente se ha conocido como los Ojos del Guadiana.
Ha apuntado que los últimos datos obtenidos de mediciones sitúan los niveles del agua a tan solo «dos metros» de la superficie» en las zonas más bajas» del cauce del río.
El acuífero, ha subrayado, se ha recuperado hasta alcanzar niveles que no se registraban desde 1983, cuando los ojos todavía surgían y el Guadiana corría antes de que dejara de funcionar «de forma natural el régimen de aportaciones de agua del acuífero al cauce del Guadiana».
En la recarga del Acuífero 23 ha jugado un papel «clave» las precipitaciones que se ha registrado en los últimos cuatro años, tres de los cuales, se pueden considerar ya climatológicamente húmedos, una circunstancia «excepcional» que no se conocía desde que se tienen datos climatológicos, puesto que nunca se sucedieron más de dos años húmedos consecutivos.
Esta circunstancia ha favorecido la recuperación de otro gran acuífero, el conocido como 24, que es tributario del 23 y que, dada su poca capacidad de almacenamiento, estaría transfiriendo unos 55ó 60 hectómetros cúbicos de agua cada año.
A este trasvase entre acuíferos se ha unido la recarga que se ha producido a través de las aguas superficiales, con especial incidencia, ha dicho, Mejías, del agua que ha llegado desde el río Azuer y desde el Guadiana Alto, que ha propiciado que el río Záncara conecte con el río Gigüela.
No obstante, el jefe de Área de Infraestructura Hidrogeológica del IGME ha apuntado que, si bien la situación es «muy buena», la sociedad no puede quedarse con el mensaje de que «todo está arreglado en el Alto Guadiana».
«Es cierto que los niveles de vaciado del acuífero no volverán a los que se registraban en el año 1995, pero, a partir de la situación actual, se debe seguir trabajando para lograr el uso sostenible del agua, que permita que nunca más se pueda vivir una situación como la que se ha vivido antes», ha declarado.
Es fundamental, ha señalado, que se sigan impulsando desde las Administraciones medidas de aprovechamiento racional del agua y que se siga trabajando en la concienciación del uso del agua por parte de los agricultores.