La tradición de los botijos ha vuelto a marcar el inicio de las ferias de Toledo, ciudad en la que cada 15 de agosto, desde el siglo XVII, se bebe de botijos llenados con agua procedente de los pozos y cisternas de la catedral.
Finalizada la misa oficiada por el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha comenzado la procesión en honor de la Virgen del Sagrario, patrona de la capital castellano-manchega. El desfile recorre el interior del templo primado y a su fin comienza la tradición de los botijos, que oficialmente han abierto el arzobispo y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page.
Miles de ciudadanos han seguido su ejemplo. Otros, además, se llevan a casa botellas llenas del llamado agua de la Virgen, al que la leyenda atribuye propiedades milagrosas.
La feria toledana se inauguró formalmente en la noche del 14 de agosto, pero el día más importante es el 15. Además de los botijos, la jornada ha tenido como protagonista un acto solidario, organizado por Unicef y por el hostelero José Mesa, propietario del restaurante «La flor de la esquina», donde se celebró esta iniciativa. El objetivo, recaudar fondos con destino a la ONG que preside en Castilla-La Mancha José Florencio Moreno.
El bocadillo solidario tenía 50 metros de largo y 20 de ancho y estaba relleno por tramos de diferentes ingredientes (jamón york, queso, anchoas, atún…), que se pudo degustar gratuitamente, mientras que un 10 por 100 de lo recaudado con la venta de bebidas se destinará a Unicef.
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