lunes, 25 de noviembre de 2024
El verano de su vida 20/07/2012junio 13th, 2017

Cuando le hacíamos la entrevista, allá por el mes de agosto de 2008, Alicia Sánchez, esposa de Manuel Fernández, diputado provincial y alcalde de Gálvez (Toledo), esperaba su tercer retoño, que ya es todo un proyecto de hombre. Revela Fernández que el verano pasado, el de las post-elecciones, en las que el PP estrenó un inmenso poder local, le tocó la responsabilidad de la Delegación de Empleo en la institución provincial, con lo que tuvo tanta «movida» que se quedó sin «vacas», pero apenas le importó, ya que entre Gálvez, su querido pueblo, y Camarenilla, se lo pasaron la mar de bien. Y este año… reconoce que aún no sabe lo que van a hacer, ya que Gálvez da mucho trabajo, pero esperan hacerse con cuatro días para escaparse a la arena. Hace dos veranos pasaron unos días «fabulosos pero agotadores» (esto último por los niños) en Marbella. En cualquier caso, en estos últimos días de julio ya está deseando escaparse de «vacas» para disfrutar de sus tres hijos. Son los veranos de Manuel Fernández, todo un padrazo.

Manuel Fernández, diputado provincial y alcalde de Gálvez (Toledo), no es capaz de destacar un verano de su vida. Tiene varios y variados. Eso sí, los divide claramente en tres bloques: los de su infancia, los de su adolescencia y los de su madurez, ya casado y con hijos.


De los infantiles no tiene sino recuerdos que le iluminan la cara, recuerdos con olor a la huerta cercana al pueblo, a Gálvez. Allí retozaba todos los días y a sus anchas con sus hermanos Lorena, Nuria y Arturo (Manolo es el tercero). Se bañaban en las albercas, cazaban pájaros. “Nos lo pasábamos en grande, siempre en contacto con la naturaleza”, recuerda. La huerta estaba cerca del pueblo. Guarda gratos recuerdos de sus padres, ya desaparecidos, así como de las fiestas “que montaba toda la familia”. “Me emociono sólo de recordarlo”, revela el veterano alcalde de Gálvez.

Recuerda en concreto que un vecino llamado Jesús Cleto tenía sus cabras y ovejas. “Le ayudábamos, o mejor, le estorbábamos a ordeñar”, dice. Ha pasado tanto tiempo que el tal Cleto aún trillaba con el trillo artesano. Y así pasaban las vacaciones desde el final de la escuela hasta el 27 de agosto, día en que empezaban las fiestas de Gálvez.

En tal entorno rústico andaban siempre haciendo barbacoas y bañándose en la presa.

La segunda tanda de recuerdos se le agolpan cuando piensa en sus 14, 15 y 16 años, los del “pavo”. Y entonces acuden a él, solícitos, casi con la frescura de entonces, sus amigos de “farra”. “Voy a decirte todos sus nombres porque si no, se van a mosquear”, comenta. A saber: Fernando, Javi, “El Rubito”, Juan Carlos Zanga, Miguel, Pepe, Luis “El Mecha”, Luis y Angelito.

“Raro era el verano que no preparábamos una carroza para las fiestas. Nuestros veranos consistían en apuntarnos a todos los maratones de fútbol sala que había para ir a jugarlos. Por las noches, le quitábamos al padre de Juan Carlos, que se enterará ahora, desde un Simca 1200 hasta un torito descargador. Con estos íbamos a las fiestas de alrededor, allende los caminos”, rememora con evidente nostalgia.

Y es que se lo pasaban “en grande”. Era raro que no le quitaran algo al pobre padre de Juan Carlos, gracias a lo cual asistían a las fiestas de San Martín de Montalbán, Menasalbas, Puebla, Ventas con Peña Aguilera, Cuerva, Totanés, Polán… Con todo, “alguna vez se enteró” y les “arreó”, pero esto ocurría “de cien veces, una”. Se lo pasaban divinamente porque no paraban en ningún lugar, de fiesta en fiesta y de partido de “futbito” a partido de “futbito”. Esta época dorada duró hasta que los jóvenes empezaron a echarse novia, sobre todo.

Fernández cuenta una “trastada”: cuando se escaparon a las fiestas de Polán sin permiso, lo que a uno de los amigos le costó la moto que le había prometido el padre.

Los “terceros” veranos son los de sus hijos y su mujer, la periodista Alicia Sánchez, que en la fecha del reportaje estaba esperando un tercer varón. Con ellos ya ha pasado “momentos imborrables”. “Estoy esperando ya un patrocinio de una empresa, dado que ya casi tengo al equipo”, comenta con sorna sobre el hecho de que hasta ahora no haya tenido ninguna hija. Fernández quiere que sus hijos conozcan el pueblo de sus abuelos, Villarta de los Montes (Badajoz) y que estén en contacto con la naturaleza. “No somos mucho de playa”, confiesa, aunque ya hayan ido a Valencia y Alicante. Este año se escaparán unos días en septiembre a Gandía. “El tema de los autónomos y la crisis, ya sabes”, comenta el alcalde de Gálvez.

Con su mujer ha viajado a París, Milán, Islas Canarias, Amsterdam, Praga… “Es una ciudad que me encanta”, dice. “El tiempo que estuvimos sin críos aprovechamos para viajar en viajes cortos, de fin de semana, y ya luego, con el nacimiento de los críos…, explica, para añadir que su mujer “tiene el virus del embarazo”. “Por ello nos hemos tenido que adaptar”, añade quien lleva cinco años casado con su mujer y espera su tercer hijo.

Hablando de preferencias turísticas, tanto su mujer como él prefieren París, no en vano le parece “una ciudad con mucho encanto”. Pero añade que él y su familia son “de turismo nacional”. “Donde se pongan Galicia y Asturias, que se quite todo, ya que nos gustan los sitios fresquitos y de buen comer”, dice. Hace un par de años viajaron a Asturias. Se la recorrieron de cabo a rabo.

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