El Jerez del siglo XIX y el mundo bodeguero cautivaron a María Dueñas hace dos años hasta el punto de convertirse en protagonistas de su tercera novela, «La templanza», obra que ha escrito sin pensar en la posibilidad de que «hubiera una adaptación televisiva», como sucedió con «El tiempo entre costuras».
Pisando el mismo suelo que Mauro Larrea, el principal protagonista de esta historia, Dueñas ha presentado en Jerez «La templanza» (Planeta), que, convertida en una de las grandes apuestas de la editorial en 2015, saldrá mañana a la venta con una tirada de 500.000 ejemplares para España y Latinoamérica, incluido Brasil.
Una «apuesta muy ambiciosa e ilusionante», como ha reconocido a Efe, a la que se ha enfrentado «sin sentirse limitada y constreñida» ante la posibilidad de que «hubiera una adaptación televisiva».
En esta ocasión, Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) ha hecho viajar al indiano Mauro Larrea por México y La Habana, antes de llegar a la floreciente ciudad gaditana del Jerez de la segunda mitad del XIX.
La novela arranca en México, el país donde Larrea, tras convertirse en un empresario reconocido y adinerado con la minería, cae en la más absoluta ruina por un negocio fallido.
Una situación extrema que le llevará a La Habana buscando fortuna y más tarde a Jerez, donde entrará de lleno en el mundo del «sherry» y el lugar en el que conocerá a Soledad Montalvo, el otro gran fuerte de «La templanza».
Dinero y pasión, «un cóctel molotov» para la escritora, en un libro protagonizado por un hombre, por primera vez en la trayectoria de Dueñas, ya que en sus anteriores novelas, «El tiempo entre costuras» y «Misión olvido», eran mujeres las que llevaban el hilo conductor.
«Ha sido gustoso meterme en la piel de Mauro Larrea, un hombre potente y solvente, aunque las mujeres se van a cruzar en su camino. Pese a parecer casi de hierro, inalterable ante las presiones externas y las influencias sobre las que no decide, estas mujeres le van a trastocar de manera muy distinta», ha descrito, haciendo referencia también a Carola Gorostiza, la otra protagonista.
NACIÓ «SIN PERSONAJES»
«La templanza» nació en la mente de su escritora «sin personajes», porque lo que primero la sedujo fue el contexto: «El siglo XIX, Jerez, el comercio bodeguero y el esplendor de las relaciones comerciales entre Inglaterra y España».
Luego llegó el indiano Larrea y posteriormente el resto del gran elenco de nombres que hacen que la novela se escuche, se huela y se saboree, ya que detrás de ellos Dueñas ha desplegado un «gran trabajo de documentación», como reconoce.
«Es una fase de mi trabajo que me apasiona: yo elijo los escenarios que me resultan atractivos. Saber todo sobre ellos -ha añadido-, no sólo los acontecimientos históricos, sino qué se comía, qué se vestía o la arquitectura. Es un trabajo intenso, pero lo hago con mucho gusto. Para mí, los detalles son lo más importante, porque ayudan a crear una atmósfera seductora y creíble».
Y así lo ha reflejado en esta historia que tiene a los vinos de Jerez como grandes protagonistas, vinos de conversación que a la autora «apasionan» desde niña, gracias a la influencia de su abuelo andaluz.
Pero también son vinos que reivindica por tratarse de un producto que en los años 60 del s. XIX, como ha apuntado, supuso el «20 % de las exportaciones españolas»; y, haciendo gala de su formación académica, doctora en Filología inglesa, también ha recordado cómo en muchas obras de la literatura inglesa aparece este vino alabado.
«La templanza» llegará mañana a las librerías con dos exitosos precedentes para Dueñas, ya que con «El tiempo entre costuras» vendió más de tres millones de ejemplares y se tradujo a 30 idiomas, y con «Misión Olvido» superó los 500.000.