Hace apenas un mes que Pedro López recorrió los 3.600 kilómetros que separan la localidad albaceteña de Chinchilla de Montearagón de Tyachiv, un pueblo ucraniano a 50 km de la frontera con Rumanía. Entonces decía, sin estar muy convencido, que no sabía si iba a volver, «me lo estoy pensando». Hoy, cuatro semanas después, ha comenzado una nueva recogida de ayuda humanitaria para realizar su tercer viaje a Ucrania.
«Este tercer viaje lo hago porque tienen hambre. Las personas que se quedan en el país lo están pasando muy mal, tienen frío en los sótanos y en los refugios y los recursos se están acabando», lamenta.
Solo en marzo, Pedro, junto a otros voluntarios, ha repartido en la frontera hasta cinco toneladas de alimentos, «todo el mundo tiene que comer». Ahora, espera llevar dos toneladas más, pero esta vez de productos para bebés, ya que su nuevo destino será un hospital materno-infantil a 150 kilómetros de la frontera.
Toallitas, pañales, compresas, gasas… todo es bienvenido
Por ello, ha lanzado un nuevo llamamiento para recoger desde bodies interiores, gorros y manoplas, hasta pañales, polvos de talco, champú y gel, chupetes, biberones o mantas. «Es lo que ellos mismos me pidieron en mi segundo viaje, productos para recién nacidos y sus madres«.
Igual de bienvenidos son el material sanitario para los propios profesionales, «que están trabajando en unas condiciones pésimas, casi sin alcohol y con generadores de luz», y los alimentos para trabajadores, madres y familiares.
«Son mujeres que están dando a luz en plena guerra, sin saber muchas veces dónde están sus maridos ni qué va a pasar al día siguiente».
«Se repite la misma historia»
Una situación que ya vivió hace 23 años, cuando estuvo como militar en Albania. «Se repite la misma historia, allí se tuvo que montar un hospital de campaña en un campo de refugiados y operaban en quirófanos improvisados con generadores, está empezando a pasar lo mismo», explica Pedro, que, asegura, «sabiendo esto, no puedes decir que no«.
Así, la primera semana de mayo pondrá rumbo con su «furgo» a Ivano-Frankivsk City Clinical Maternity, viaje al que parte a raíz de una petición que le hicieron unos curas ortodoxos ucranianos en su segunda expedición.
«Hablo con ellos a diario y me dicen que están mal, así que, mientras tenga fuerzas y pueda hacerlo, seguiré ayudando«.
«Albacete siempre está a la altura»
Pedro ha querido agradecer a todos los vecinos del pueblo y la capital por su solidaridad, «que es la que ha permitido que pueda volver a llevar toda esta ayuda».
La recogida se hará hasta el 30 de abril, en la Ferretería Chinchilla, donde ya están llegando donaciones desde Cartagena, Vitoria o Galicia. «Conozco a mucha gente gracias a mi trabajo y nos están llegando donaciones de toda España, pero, sobre todo de Albacete, nuestros vecinos siempre están a la altura«, celebra, lanzando un mensaje: «solo quiero que la gente sepa una cosa, nunca pidáis permiso para hacer el bien«.